[Objetivo: contar dos historias, la 1
y la 2, sin apenas hacer referencia a la importante, que es la 2. En el estilo
Hemingway, el más extremo, es la teoría del iceberg: se muestra solo la punta y
la gran masa queda sumergida y solo la conoce el autor]
Como niños frente al mar
—Dos bloody maris —pidió al camarero
el hombre de más edad.
Todavía era demasiado temprano en el
chiringuito frente a la playa de San Juan. Los padres con niños empezarían a
llegar un poco más tarde; a partir de las 11. En el interior, un par de
jubilados desayunaban en sendas mesas leyendo
la prensa local, aburridos ya de contemplar el mar por el que habían
elegido ese lugar para sus últimos años. Todavía era temprano para que pasearan descalzos por la orilla, en pantalón corto de chándal, con gafas de sol para
que pareciera que no estaban mirando las tetas al descubierto de las jóvenes.
Para los dos hombres que terminaban a
sorbos cortos un clásico contra la resaca y estaban en la única mesa ocupada de
la terraza, era ya demasiado tarde porque todavía no se habían acostado, tras
pasar la noche en las discotecas de Benidorm; aunque también era demasiado
pronto para poner final a una jornada relajante que consideraban bien merecida.
El mayor volvió a llamar al camarero. Salió enseguida, porque apenas prestaba
atención a la conversación sobre el final de la liga que mantenían los tres
hombres que ocupaban la barra, todos ellos conserjes de edificios próximos.
—Tráenos un café con leche y dos barritas
tostadas con mantequilla y mermelada a cada uno. —El camarero se llevó los dos
vasos vacíos y entonces el mayor se dirigió a Juan, que andaba en la mitad
de los 30 años—. Ahora hay que desayunar algo, para seguir bebiendo.
—Este sol ciega —comentó Juan—,
cuando pase por aquí ese vendedor negro que se acerca, le compro dos gafas.
—Se parecen a las de marca, pero los
cristales son una mierda. Te las pones dos semanas y te jodes la vista.
—¿Y quién dice que nos las vayamos a
poner dos semanas? Nos aliviarán la molestia el resto de la mañana. No nos van
a matar. ¡Jefe, venga aquí!
El vendedor ambulante, un negro con
un gorrito ridículo, y el camarero que traía las tostadas se saludaron. Eficaz,
con los pantalones negros deslustrados y la camisa blanca resplandeciente de
todos los camareros de mesones y chiringuitos del país, dejó el pedido en la
mesa y se fue rápidamente.
—Dame esas gafas para mí y esas otras
para mi amigo. ¿Cuánto valen?
—Doce euros cada una, son buenas.
—Quince por las dos —dijo cogiendo
sus gafas y pasándole las otras a su amigo.
—No puedo venderlas por eso, señor,
pierdo dinero.
Juan puso el dinero ofrecido en una
esquina de la mesa, empezó a untar la mantequilla en la primera tostada y se
desentendió del asunto. El mayor sacó un billete de 50 euros, se lo dio al
vendedor y le dijo:
—Cóbralas de aquí, y lo que sobra
para que te compres un sombrero bonito.
—Eres un derrochón —le dijo Juan
cuando se fue el vendedor.
—Y tú un gilipollas que porque ahora
tiene buen dinero en el bolsillo se comporta con los tiraos como un rico
roñoso.
—Estamos guapos con las gafas, ¿eh?
¿Nos hacemos una foto?
—Para declarar a la posteridad que hemos
estado juntos. Un verdadero gilipollas, es lo que eres.
Terminaron de desayunar, pidieron
gintónics y pasaron el resto de la mañana felices al sol, comentando las
aventuras de las 48 horas anteriores. La mitad de trabajo y la otra mitad de
placer. Comieron gambas y una paella, volvieron al hotel, se ducharon y
cambiaron de ropa, cada uno cogió su coche y se separaron hasta que el mayor
volviera a ponerse en contacto con Juan.
—Dentro de bastante tiempo —le dijo—,
que puedes vivir un año sin estrecheces; no acabes como el negro en tres meses,
de invitar a putas. Y si te pasa eso, ni se te ocurra buscarme. Ya te localizo
yo a ti cuando haga falta.
Me ha gustado.
ResponderEliminarComo siempre, excelente "factura".
Un abrazo.
¿La mitad de los 30 no son 15? jajaja
ResponderEliminarYa se que no se anda bebiendo gintonics ni haciendo esa vida a los 15, pero me he quedado dándole vueltas sorprendido de que me atascara en eso, bueno, lo dejo, a mi me ha gustado y en realidad solo he visto una historia, se ve que lo has hecho muy bien.
También Don Juan le decía a doña Inés, no, no, era ella la que se lo decía a el "la puntita nada mas"...jajaja
Salud
Va de anacoluto:
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=t9CYOIl_EpY#!
S.
Ya perdonarás que sea tan obtusa: no veo la segunda historia. De la primera hay una parte que puedes arreglar (siento la osadía de señalártelo, pero creo que quedará mejor)
ResponderEliminar"—Dentro de bastante tiempo —le dijo—, que puedes vivir un año sin estrecheces;" Ese "Que" no acaba de entenderse muy bien de qué es antecedente. Lo apañe, si es tan amable.
El resto es guay.
Besicos
Pero, ¡hombre de Dios!, se me ha dejado lo mejor del plato. ¿Qué no lee usted L'Osservatore?
ResponderEliminarhttps://www.youtube.com/watch?v=C_8dFRA55Hs&feature=related
Corto y cambio.
S.
Tal cual. El mundo está lleno de cretinos como el que nos describes.
ResponderEliminarUn besón
Corrupción¡¡¡
ResponderEliminar15 años es poco tiempo robando para quien lleva 30. ¿Es así?
Un abrazote
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarC.S., el obtusismo va por barrios. El primero de los relatos de H. que leímos en el taller para entender la técnica, me dejó ojiplático: me tuvieron que explicar que la historia real... era un aborto. (Me di dos cabezazos contra la pared y asunto copncluido.
ResponderEliminarCon respecto al “que”, no lo apaño, porque tiene un necesario valor causal. Piensa en la frase “No te doy más dinero, que ya te he dado bastante”. “que” = “porque”. El mayor le dice a Juan que volverán a verse dentro de bastante tiempo, “porque” ya han sacado dinero suficiente. En su experiencia, sabe que si se abusa de los “atracos” (¡hala!, ya lo he dicho y le estoy contestando a Jonhan), las posibilidades de ser detenido aumentan. Es uno de esos ladrones expertos que solo actúan cuando van a necesitar dinero. ¿Podría ser un caso de corrupción, como dice ella? Perfectamente: que sea tan abierto y cada uno pueda interpretar a su modo la parte sumergida del iceberg, me parece fantástico. Lo que creo que debe quedar claro (si no, he fracasado) es que es un asunto turbio que ha dado mucho dinero en poco tiempo, que el que manda es el mayor y que no quiere volver a ver a Juan (que tiene unos 35 años, “en la mitad de los 30”, dato este que uno se puede saltar) hasta que llegue el momento de “reponer fondos”.
En fin, que estoy “explicando” mi versión de la historia, pero me parece de rechupete que cada uno tenga otra versión... siempre que todo el mundo entienda que esos dos, que se relajan después de haber “ganado” ese dinero, no son trigo limpio.
Petons
¡Pero SIR! Estaba oyendo la COPE y me mete una interferencia de la SER. Le perdono porque usted es así y porque, como creo que sabe, estoy empezando el segundo curso de italiano y ha sido un placer entender a Celentano en ese discurso de 8 minutos.
Baci azzurri
Es la juventud, GEMMA. La inexperiencia en los asuntos de mayores. Pero con gusto habría añadido una escena en la que, al ir al baño después de la comida, se cayera y se hiciera un esguince; por cretino. Aunque habría sido un adorno para darme el gusto.
Muchos besos
Me parece una versión perfecta, JONHAN, aunque me he visto obligado a desvelarlo antes. Desde luego pertenece al grupo de actividades ilícitas, que es lo importante. También he pensado en el “cobro” de una deuda. En cualquier caso: “pasta abundante y rápida” + “quitarse de en medio”: lo primero, no se obtiene trabajando; lo segundo no es necesario si eres una persona de bien” que ha dado un pelotazo.
Lamento la confusión, porque “en la mitad de los 30” no es “la mitad de 30”. Pero si causa confusión, el error es mío. Podría haber puesto “unos 35 años” y todos tan felices.
Abrazones.
¡Acabaramos! ¡Si era ese "que" lo que lo explicaba todo! Me voy a por mi ración de cabezazos
ResponderEliminarRecuerda, C.S.: solo dos cabezazos; y no muy fuerte, que luego la pared se resiente.
ResponderEliminar¿La COPE? ¡Qué chute!
ResponderEliminarSirwood
Otrosí digo:
ResponderEliminarQué bueno lo de Cortázar.
S.
No tendría que haber leído tu comentario antes de imaginar la segunda historia. Estaba claro que algo había detrás o debajo de esos dos bebiendo y hablando de "trabajo" en ese lugar y a esas horas.
ResponderEliminarSIR, fue idea del médico cuando me prohibió desayunar una copa de cazalla: “Te oyes 15 minutos de la COPE y produce el mismo efecto revulsivo”. Lo de Cortázar, sí rotundo: un librito que se convierte en un librazo.
ResponderEliminarAbrazo (que rima con la última palabra).
Vaya, SUE, pues sí. Primero la historia y luego los comentarios. De todas maneras, lo definitorio de la segunda es que es del género negro. Lo que he puesto en el comentario es “mi” versión, tan válida como la de cualquier lector.
Besos
Pues yo imaginaba que el mayor era un ricacho casado que había tenido un rollo con el joven... Y no quería que este le buscara o le pusiera en evidencia. Pero claro, dinero para un año es demasiado pago por un rollete. Nada, que no me había enterado de la historia sumergida.
ResponderEliminarUn relato,cuando es bueno, se te insinúa, te provoca, te encandila, hasta que nada puedes hacer para evitar acostarte con él. Luego, por la mañana y si el relato es bueno, lo que cuentes será distinto de lo que te fue contado. Un relato, cuando es bueno, es generoso en significados e interpretaciones (cuando es malo, sólo dice lo que dice).
ResponderEliminarPienso y siento que tu forma de escribir es muy generosa.
Cambie de médico...inmediatamente.
ResponderEliminarSirwood
Uno de tantos reflejos de estar tristísima realidad que vivimos.
ResponderEliminarMe has recordado con tu encabezamiento las tesis de Piglia, lástima que en el curso que hice no profundizaron, aún recuerdo el cuento de Hemingway "Los asesinos", esa violencia que subyace...
Es difícil este ejercicio, pero ya veo que para ti no.
Ante la duda de si se refiere a mí, me arriesgo y decido agracecerle su interés, Serwood. Esta tarde mi nuevo médico me ha tranquilizado un poco. Me ha dicho que lo mío es ignorancia crónica pero sin metástasis malignas; puro probar y decir lo que apenas intuyo. Eso sí, me recomienda que evite el trato con imbéciles anónimos, y ya ves, yo para variar ni caso.
ResponderEliminarA la espera de sus obras completas.....
(Un abrazo, Nán, y disculpas por el "divertimento")
Suele pasar con estas historias, ELVIRA. Lo importante es que se genere la sensación de la historia 2, que en esta es “chunga”. El ricacho con el joven amante de cobro podría serlo, pero, tal como recapacitaste al recordarlo, demasiado dinero por un par de días.
ResponderEliminarUn abrazo
Si te pasó eso, recordarlo a la mañana siguiente, ¡es genial!, JOSEP. Que me halaguen un poquito la vanidad, me sienta bien.
Otro abrazo.
O sea, SIR, te parece que a mi edad la copa de cazalla es más suave que escuchar la COPE, ¿no? Fíjate que me lo estaba pareciendo. A ver si los vinos que me ha prometido tantas veces me viene a Madrid y me los invita.
No es que sea un alumno aventajado, ISABEL, es que Lara, la maestra, es buenísima y lo había comprobado ya en mis compañeros de taller que hicieron el curso con ella. Por cierto, tiene taller online, así que la distancia ni es olvido ni es un impedimento.
Besos
Noooo, JOSEP, Sirwood, Sir o S. no es un anónimo, aunque nunca pone la firma digital para no atraer gente a su blog de excelentes extractos literarios y vídeos de paranoia. Acostumbra a ir a su bola y a contestar yéndose por los cerros de Úbeda, o hacerlo aquí a algo que le dejé en su blog, o, como en el caso de la referencia a Cortázar, hacerme saber que leyó lo de este autor en mi otro blog.
Un prenda de mucho cuidado. Lo del médico es por una broma que le hice yo en mi comentario a su comentario.
Un abrazo y abrazáos los dos.
Disculpas sinceras y de un tamaño semejante al de mi precipitada bobería. Tanto si me las acepta como si decide no hacerlo, un abrazo de montaña para Sirwood......y otro para ti.
ResponderEliminarJosep.
No hay problema, JOSEP. Si volviera a pasar por aquí, te abrazaría enseguida.
ResponderEliminarDe momento, mi abrazo de oso va aquí.
Lo que sí parece claro es que algo turbio ha pasado, y está presente en lo que hablan y hacen. En tu relato eso ha pasado antes, mientras que en la pequeña historia de Portorosa (Nicolás cambia de paso de cebra, y resulta atropellado y su vida cambia), la segunda historia vendría después, como consecuencia de la primera, ¿no?. Mucho nivel es lo que hay.
ResponderEliminarUn abrazo
Yo me decantaba hacia un asunto de tráfico de drogas. Pero bueno, por ahí está la cosa.
ResponderEliminarLo intentamos, JOSÉ LUIS, simplemente por amor a la escritura, sin más aspiraciones: cuando haces algo y quieres que te apasione, debes poner en ello lo máximo. (como tú con las fotos).
ResponderEliminarUn abrazo
Tanto monta, monta tanto amigo PORTOROSA. Algo en lo que trabajas un día y vives un año, debe ser ilegal. "Debe de", que no "debe", que es distinto, pues no siempre lo es, porque lo que un banquero gana en un día le da para todo el año, y no es ilegal.