john y jenny
casi nunca miro pero cuando lo hago
a veces veo y a veces no no hablo ni
escucho estoy dentro ¿de mí? del mundo
verdadero, del momento aquél en el que me quedé fijado tengo a mis hermanos, john y jenny, que
vienen por la noche y me duermo cogiéndoles las manos me tranquilizan, me arropan, me recuerdan
cómo era la familia antes de aquello ¿te acuerdas de lo felices que éramos,
chiquitín? y me dan datos pero no son mis recuerdos son datos que para ellos están claros pero para
mí siguen siendo borrones de luz o de sombra que me tranquilizan que quieren
fijar algo la voz que más oigo, a la
que presto más atención, tiene las vibraciones de una mujer y la veo como una
mancha blanca sé que es buena porque
deja entrar a mis hermanos y que me cojan de la mano hablo con ellos, pero no con la sombra
blanca no me importa que la sombra me
oiga porque no creo que me entienda lo
importante es mantener una separación absoluta con el mundo de fuera de mí ese mundo en el que pasan cosas tan malas
como la que nos pasó a nosotros dentro
estoy a salvo estoy a salvo estoy a salvo mis hermanos me lo han dicho muchas veces
por la noche que en este lado abrigado
del mundo y durmiendo con ellos estoy a salvo
cuando me sacan al jardín y me
sientan en un banco si el aire que noto es ligero miro a mi alrededor y muchas
veces veo las plantas y los árboles
son hermosos y los termino viendo con absoluta claridad lo que quiere decir que no solo veo sus
detalles sino que también los escucho es lo más agradable que puedo sentir aunque
no puedo mirar hacia arriba porque veo una gran luz que me aplasta y me da
miedo
pocas veces tengo miedo porque john y jenny me han educado así somos
guerreros fuertes y valientes ¿a que sí pequeñín? por eso me avergüenzo si siento miedo alguna
vez no me importa por el miedo me
importa por lo que pensarán mis hermanos y me dirán por la noche aunque las noches de los días del miedo me
aprietan la mano todavía más fuerte un
gran guerrero tiene miedo algunas veces, pequeñín, pero si se defiende rápido
es un gran guerrero
si estoy en el jardín mirando hacia
las plantas y los árboles y pasa alguien por delante enseguida empiezo a ver
borroso y me quedo sentado sin ver nada palmeo los muslos con las manos hasta que
alguien me lleva al interior en el
interior de la casa no hay nada que me guste así que no importa no ver
seguro que piensan que soy tonto y no
sé que john y jenny parecen dos figuras de goma él es un pistolero y ella un jefe indio las tenía cogidas cuando pasó aquello y
entró alguien y me sacó de las llamas oí gritar a mis hermanos y sentí que con ese
grito se metían en las figuras para acompañarme siempre me las dejan tener en las manos cuando me
acuestan y cuando me sientan delante de la mancha blanca borrosa que sé que es
una mujer y que me quiere me gusta
tener una figura apretada en cada mano y notar su calorcito pero no me importa
cuando me las quitan porque sé que me acompañan siempre.
Me parece perfecto, NáN, encuentro que se aúnan perfectamente fondo y forma en este monólogo que se va introduciendo lentamente en mi interior hasta emocionarme.
ResponderEliminarEnhorabuena y un abrazo.
producir emoción es lo más.También la sentía yo cuando estaba viviendo la historia, desde la cabeza del niño.
ResponderEliminarUn abrazote, ISABEL.
En realidad el que tiene miedo ahora soy yo, me he quedado descolocado dentro del mundo terrible de ese niño.
ResponderEliminarCreo que usamos la técnica de protegernos dentro de nosotros mismos mas de lo que confesamos.
Me ha gustado, amigo. :)
Salud
Un niño solo siempre produce tristeza. Solo y con sombras blancas rondando da miedo. Pero con las manos llenas de recuerdos, de afectos verdaderos aunque pasados, y además solo y sin mirar y sin hablar, es desasosegante. Y esa sensación es la que me trasmite tu relato, que me lleva de fuera a dentro de un mundo que muchas veces es de cualquiera cuando no queremos ver, ni oir, ni hablar de nuestra vida.
ResponderEliminarMe gusta mucho esa voz poderosa de tu pequeñín. Menudo es... Sobre todo, cómo siente y expresa cuanto desea. Su libertad imaginativa. El modo en que habla, con la verdad de un guerrero...
ResponderEliminarUn abrazo grandote (cambié de buscador y de momento me permite dejar comentarios...)
PS: Pero no desde Google. Misterios...
ResponderEliminarEso te pasa por conservar la dignidad y la empatía, GENÍN. Apuesto que no abusas de esa técnica más del mínimo imprescindible
ResponderEliminarSalud y un abrazote
Tristeza, miedo y desasosiego, MARISA. Lo has descrito muy bien en esa gradación ascendente. Espero que lo último te suceda poco. De verdad de la buena.
Un abrazo
Que te haya gustado esa voz es para mí un halago valioso, amiga GEMMA. El misterio que dices es para mí el más misterioso. Comento a algunos amigos que escriben en WordPress, pero esa misma aplicación no me deja comentar a una que la usa. ¡¿Qué diablos?!, pienso (creo que literalmente).
Abrazones
Pero no me has dicho cuándo tengo que respirar en este relato, NáN. He intentado leerlo siguiendo tur instrucciones y ¡Casi me ahogo! (nota mental: apuntarme a un cursillo de buceo a pulmón libre por si NáN se pone a escribir más relatos como éste)
ResponderEliminarPues si no aguantas 3 minutos sin respirar, C.S., no sé yo si será prudente llevarte a tomar cañas.
ResponderEliminarNo sé si habrá relatos así, pero en la nouvelle que estoy escribiendo un capítulo de cada dos va así... pero como la cambiaré decenas de veces, al final será de otra manera.
Es que yo tardo más. Leo lento.
Eliminar…si un capítulo de cada dos va así, te agradecería que me digas en que coordenadas debo de hacer cola para el abrazo y la correspondiente dedicatoria. Ese valiente asustado, ese guerrero leve que se defiende rápido incluso de lo que no sucede, me ha encantado.
ResponderEliminarUn abrazo grande, Nán.
La coordenada es Madrid, dado lo poco que viajo yo, Josep. Espero que este año SÍ viajes por aquí. Entretanto,
EliminarAbrazo grande
Buenísimo Nano.
ResponderEliminarDesde el primer párrafo he vuelto a otro tiempo de mi misma.
Besos!
Me asusta lo que me dices.
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