Capítán Archival Dickson, Héroe de la Humanidad por salvar la vida de 3.028 republicanos |
[Casi todos los datos, a veces párrafos enteros, están
sacados del artículo de Alejandro Torrús dado a conocer en la sección Memoria
Pública del diario Público]
El Gobierno de Su Majestad Británica había pactado con el
General Franco la huida de republicanos desde puertos españoles. Pero a última
hora, Franco decidió, y los ingleses, tan finos, aceptaron, que solo salieran
los que él decidiera. A los demás, los quería a todos.
En el Puerto de Alicante, sin comida y casi sin agua, se
angustiaban más de 20.000 personas que sabían lo que les iba a suceder si no se
iban.
El 28 de marzo se cumplieron 75 años de la singladura heroica de este barco |
El Stanbrook era un viejo carguero inglés comandado por el
capitán Archival Dickson, que
desobedeció las órdenes de sus superiores y decidió subir a bordo a 3.028
personas, entre ellos 147 niños. Zarpó y llevó su carga a Orán en 22 horas.
Más de 14.000 quedaron atrapados en el puerto. “El escritor
Eduardo de Guzmán, que quedó en el puerto, describiría en su cuaderno las
escenas que se sucedieron en e ese mismo lugar, en las agónicas horas de espera
de un barco que nunca llegó. "Continúan los suicidios. En la parte
exterior del muelle dos cadáveres flotan junto al rompeolas. Un individuo pasea
por el muelle con aparente tranquilidad y se pega un tiro en la cabeza. Otro
muchacho se pega un tiro y la bala, después de atravesar su cuerpo, hiere
mortalmente a un viejo de pelo blanco. Dos días más y el fascismo no tendrá nada que hacer porque nos habremos
matado todos".”
Luego fue la caza. La provincia de Alicante tendría el
triste honor de reunir en sus tierras alguno de los campos de concentración más sanguinarios y
represivos, como es el caso de Molino de Batán, Portacoeli, Benalúa, San
Fernando, Santa Bárbara, la plaza de toros de Alicante y, sobre todo, los
campos de Los Almendros y Albatera. Pero casi todos los del puerto fueron
conducidos en principio al de Los Almendros. Menos los 3.028 a los que salvó el
capitán, poniendo su humanidad por encima de las órdenes recibidas.
De cómo fue la vida en aquel campo de concentración, puede
dar una idea una anécdota. En el campo de los Almendros llegaron a estar
recluidos hasta 30.000 condenados. José Eduardo Almudéver, de 93 años de edad,
recuerda para Público su primera experiencia en el campo de Los
Almendros: "El primer domingo vino a visitarnos el falangista Ernesto
Giménez Caballero. Se subió encima de un pequeño banco. Nos miró a todos desde
arriba y nos dijo:'Así como estáis todos
delante de mí, os podría matar con una ametralladora'".
Otro escritor, Max Aub, preso en ese campo, añade una nota
de dignidad en las últimas páginas de su libro El campo de los almendros:
<< Estos que ves
ahora deshechos, maltrechos, furiosos, aplanados, sin afeitar, sin lavar,
cochinos, sucios, cansados, mordiéndose, hechos un asco, destrozados, son, sin
embargo, no lo olvides, hijo, no lo olvides nunca pase lo que pase, son lo
mejor de España, los únicos que, de verdad, se han alzado, sin nada, con sus
manos, contra el fascismo, contra los militares, contra los poderosos, por la
sola justicia; cada uno a su modo, a su manera, como han podido, sin que les
importara su comodidad, su familia, su dinero. Estos que ves, españoles rotos,
derrotados, hacinados, heridos, soñolientos, medio muertos, esperanzados todavía
en escapar, son, no lo olvides, lo mejor del mundo. No es hermoso. Pero es lo
mejor del mundo. No lo olvides nunca, hijo, no lo olvides>>.
En este caso, la memoria se mezcla con recuerdos propios. Nací
cuando casi habían pasado 10 años de esos acontecimientos. Pero hice míos los
recuerdos, escuchando siempre a los mayores mientras parecía que jugaba, o pegándome
a la puerta que separaba mi cuarto del comedor, tapándome con una manta, para
escuchar las conversaciones de los mayores cuando los niños, mi hermana y yo,
nos habíamos acostado.
Así pude saber que mi hermano mayor, entonces Pepito y con
seis años, se aferraba a los balcones de la casa familiar en el Raval Roig para
ver pasar las columna de presos del puerto que conducían al campo de
concentración de Los Almendros. Mi madre lo quitaba de allí y volvía en un
minuto. Hasta que mi padre dijo que lo dejara ver la historia.
Toda su vida transcurrió como un acercamiento a los vencidos.
Es amargo recordar esos sucesos, muy amargo, pero es triste ver lo que sucede hoy día, seguimos sin entendernos entre nosotros, si al menos nos respetáramos nuestra forma de pensar, pero ya ves el ejemplo que nos dan los que, supuestamente nos representan, azules, rojos y rosados...
ResponderEliminarYo también bendigo a ese capitán.
Salud
Qué historia más emocionante Nan...podía oírte contármela.
ResponderEliminarbesos
Lo que es más amargo, Genín, es que haya un montón de historias de los republicanos que no se conozcan, mientras las de los otros las hemos oído o leído cientos de veces. Conzco un montón de las primeras que pienso ir contando de a poquitos.
ResponderEliminarUn abrazo
Pues te la contaré, Molinos, añadiendo un montón de detalles familiares.
Besos
Me lo contó Marcos Ana, que estuvo en el puerto y en el campo de Los Almendros. Acorralados. Me dijo que la gente de Alicante daba naranjas a los presos al pasar cuando los soldados no miraban.
ResponderEliminarPues aquí sentados, envueltos en una manta.
ResponderEliminarSí NáN! sigue contandolas por favor. Y me ha encantado al frase de Aub... y me ha hecho pensar q así como se dice q "lo peor de España" fue a las Américas cuando la colonización, igual parte de "lo mejor de España" se exilió...
ResponderEliminarAbrazos
di
¿conoces la historia de Kit Conway?.
ResponderEliminarMe gusta esta.
Pero si nos conociéramos, no pararíamos de discutir. No te descubro nada que no sepas :).
Aparte, semana rara. ¿Suárez...quién era?. ¿Por qué demonios sale el rey ahora?, para seguir recogiendo los laureles del 23f, qué mal huele.
Gracias, NáN por traer luz a tanta, tanta oscuridad y ocultamiento.
ResponderEliminarUn abrazo
Tienes que seguir contando estas historias, NáN. Hace algún tiempo me enteré de que la ciudad de Alicante había sido brutalmente bombardeada a los doce de la mañana el día de mercado. Nadie pintó un cuadro para recordarlo. Y nadie lo recuerda. Ahí estás tú para ser nuestro Picasso
ResponderEliminarEn el libro Nosotras que perdimos la paz de Llum Quiñonero, se habla de esta historia. Hay que rebuscar mucho para conocer la otra historia, la que nos han ocultado, así que cuenta, cuenta. Porque parece que para algunos recordar la historia ocultada no es memoria sino rencor. Y así nos va.
ResponderEliminarUn abrazo
Aroa, te lo contaron de primera mano. Ese detalle de las naranjas también lo sabía y es muy meritorio y significativo. Bloqueada por el mar y con el campo desatendido por la guerra, en Alicante se pasaba mucha hambre. Esas naranjas las daban con peligro a ser detenidos y, con toda seguridad, en ese mes de marzo eran casi lo único que tenían para comer. Abrazos.
ResponderEliminarY viendo Tele5, Maese Microalgo. Mientras paguemos la electricidad. Besotes.
No cabe duda, Di. Los mejores intelectuales y creadores estaban con la República y pagaron por ello. Los que quedaron, se mantuvieron silenciado. ¡Claro que pienso contar más historias! Pero poco a poco y primando lo heroico dentro del dolor y la miseria. Más besos.
Claro que la conozco, Ire, de la Compañía nº 1, de irlandeses. Fue sacrificada en ka batalla del Jarama por jefes incompetentes. ¿Discutir? Creo que con esto no. Sí, ha sido una semana ahistórica, como una comedia negra. Pero con no prestar atención a los Medios se ha podido pasar tan ricamente. Abrazos.
Poquet a poquet, C.S., las iré contando. Tengo mucha información sobre ese bombardeo, pero no pensaba contarlo porque no hay nada de entrega del pueblo en eso. Fue, simplemente, una canallada, bombardear un mercado repleto de mujeres comprando, más las vendedoras y vendedores. Murieron, creo, más que en Guernica. Mi madre estaba comprando; en cada puesto había que hacer media hora de cola. No había terminado la escasa lista de la compra cuando vio que iban a pasar las dos horas que una vecina le dijo que cuidaría de sus hijos, así que se fue. Cuando iba por la mitad de La Ramble (ya la conoces) se produjo el bombardeo. Puedo decir que años después nací gracias a que la vecina dijo 2 horas, no 3. Pero ya que lo has dicho, lo pondré en mi lista de temas. Besos
Pues sí Marisa. Hasta que este país no se libere de esa historia oculta, que es como un miembro gangrenado, no podremos liberarnos de los fantasmas. Primero fue la Guerra, después la impiadosa Victoria, más tarde el Silencio Forzado. Es un deber moral abrir la Historia para que el rencor de fondo desaparezca. Y lo vamos haciendo. Mira esto:
http://narrative.ly/redemption/chasing-the-ghosts-of-franco/
Besos
Horrible la historia de la humanidad y, lo que más, no aprender de ella. Leyendo las atrocidades de estos campos y descubriendo a este capitán inglés (siempre hay gente buena) me asalta una pregunta. ¿Si la guerra la hubieran ganado los republicanos, hubiera habido campos de concentración donde se torturara y matara a trabajar a fascistas? quiero decir, ¿la historia se hubiera repetido pero con distintos collares? ...
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