El segundo cordón umbilical une a los hijos con el padre
A Iñárritu,
que saca sueños del mismo baúl que yo,
de la memoria de la Humanidad.
Yo no lo sabía, pero aquí estoy, en medio de una nada
salvaje. Esperando a no ser. No lo supe hasta mi muerte, en que apareció mi
padre, joven, fuerte y sonriente, para guiarme y darme paz y sentido. No sabía
que un padre resiste a la disolución de su espíritu hasta haber guiado en la
muerte hasta al último de sus hijos. Que cuando se acerca el momento de cada
uno de ellos, sale de la nada en la que todavía es y se queda encima de donde
está muriendo el hijo, como un globo aerostático unido a él o a ella por el
cordón umbilical de la salida del mundo. Ahora se está muriendo el último de los
míos. Lo recibiré con humor y amor. Transformaré su angustia en un juego, como
hacía cuando el que ahora muere era un niño pequeño. Cuando se haya aclimatado
a la nada de la espera lo podré dejar; y desaparecer por fin. De saber que
existe este segundo cordón, pocos se habrían atrevido a tener hijos... pero
ahora me alegro tanto de haberlo hecho. Sin este último acto de amor,
permanecer en la nada salvaje hasta quemar la última partícula del espíritu
debe de ser más duro.
(el sueño comienza en el minuto 1 del breve vídeo)
Muy buena la mezcla. Y hermoso el micro. Te lo has currado. Debe ser muy ilusionante esa motivación para escribir. Me alegro.
ResponderEliminarGracias, ISABEL. Aciertas en lo de que me lo he currado. El límite de palabras exige mucho. ¿Sabes que tenemos 5 virtuales que no viven aquí? Si te interesa saber cómo, escríbeme.
EliminarAbrazo
Un segundo cordón...
ResponderEliminarSuena horrible...
Del vídeo no he entendido nada porque no se escuchaba nada, solo espero que no mataran al búho para filmar la escena :(
Salud
Bueno, GENÍN, tampoco el primero es muy agradable para la madre, dándolo todo por él. Tranquilo, es cine: basta un búho disecado para preparar la escena.
EliminarAbrazos
Sobrecoge un poco. Gusta mucho.
ResponderEliminarEl vídeo intento verlo ahora, no engancha o no sé.
Basta con clicar en la dirección grisácea para que se abra, SUE. Si sobrecoge, he conseguido transmitir la pregunta que me hago desde hace años sobre la parte de la muerte que significa el abandono de aquellos que están aquí por nuestra responsabilidad. Sé que tiene algo de idiota, y más en un no creyente, pero esa sensación-sentimiento se me produce más veces de las que yo desearía. De ahí que haya buscado-inventado una respuesta (tranquilizadora, como un cuentito de hadas).
EliminarBesos
Es sobrecogedor. Pero a la vez, ¡es tan hermoso creer que velan por ti desde la nada y que yo lo podría hacer después! El miedo a la muerte, tan natural, se aliviaría un poco para los que no creemos en el más allá, aunque es un poco incongruente, lo se.
ResponderEliminarMARISA, firmo cada una de tus palabras. Gracias por entenderme.
EliminarY besos
Los demás ya lo dicen todo. El punto de vista, eso también sobrecoge.¿conoces "La lluvia amarilla"?
ResponderEliminarMe ha gustado mucho.
Un abrazo
El punto de vista es un esfuerzo que pocas veces da sus frutos (olvidamos demasiadas veces esta regla del oficio). No conocía es libro, lo he buscado en Wikipedia y la última frase que pone (es difícil entender que "Andrés un pastor de Ainielle, pudiera hablar y manejar el lenguaje tan magistralmente como se muestra en el libro, escrito en primera persona") podría tirarme para atrás, pero si lo leo sabiendo ya eso, y que es Julio el que habla, podré no hacer caso a ese problema. Deseo leerlo.
EliminarGracias, JOSÉ LUIS, y un abrazo
Ya me dirás, Nán.
EliminarEstoooo...yo venía a... ¡joder! ¿a qué coño venía yo aquí?
ResponderEliminarCaray! Es lo mismo que me pregunto cuando me doy cuenta de que estoy en la vida... sin querer comparar ni por asomo la vida con este blog.
ResponderEliminarEstar en la vida. ¡Ahí es nada!
ResponderEliminarS.
Por cierto, hablando de este asunto. En mi casa hemos quitado el cuarto de estar y hemos puesto un cuarto de ser.
ResponderEliminarS.