[El 19 de septiembre subí al blog un ejercicio con los mismos personajes (http://lluevenangeles.blogspot.com.es/2014/09/lou-ejercicio-del-bremen.html). En esta última sesión, con el tema "Soy un animal", me vuelven a aparecer. Solo quería señalar lo curioso de que se produzca esto, el que sin que uno mismo lo pretenda haya personajes que deciden habitar con nosotros. Es un juego divertido]
Extraña relación paterno filial
Soy el hijo que
no tiene y él es el padre al que puedo educar. ¿No les parece un buen acuerdo?
Con esa declaración, terminada en una pregunta sin respuesta, tras cuatro horas
de contestar animosamente preguntas mal planteadas, Lou marcó el cierre del
interrogatorio-conversación. Se adelantó hacia la mesa, reposó en ella los
antebrazos, cruzando los dedos de las manos, y miró a los dos polis con su
sonrisa abierta. Uno de ellos, enjuto y algo más viejo o al menos canoso, que apenas
había dicho algunas palabras que sonaron forzadas en su visible aburrimiento,
mantuvo la postura: más derrumbado que sentado en su silla con reposabrazos.
Lou creyó verle un ligero movimiento en los labios, que interpretó como una
burla ante el patinazo de su compañero, quien se había empeñado en tener esa
segunda charla; era como si estuviera pensando “y ahora va el chaval y te
cierra el interrogatorio cuando le da la gana”.
El segundo poli,
más musculoso, aunque los resultados del gimnasio empezaban a convertirse en
grasa, se había mantenido todo el tiempo apoyado en la mesa, con un cuaderno
delante y un lápiz en la mano que no llegó a usar. Como si creyera que esa
postura transmitía un interés y una voluntad que debieran preocupar a los
interrogados. Dejó el lápiz sobre la mesa, vencido. Lou aprovechó para
explicarles que, ya que les había ofrecido las horas que dedicaba a sacar unas
monedas, estaría bien que le invitaran a unos tacos de verduras con queso en el
puesto callejero que había frente a la comisaría. El poli enjuto sacó un
billete de cinco dólares, lo puso en la mesa y lo deslizó hacia Lou. ¡Largo!,
dijo. El chaval lo interpretó como un adiós.
El poli enjuto
le dijo al otro que había tenido su momento de gloria, pero había perdido al
chico para siempre: te ha dejado fuera de combate al interpretar su amistad con
Big como una relación familiar. Los hechos son: que el chico vive en el
semisótano de un viejo a cambio de hacerle algunas chapuzas; que ayuda un rato
en una tienda de verduras a cambio de unas piezas de fruta, adora la fruta el
tío; que pide monedas con esa sonrisa que le abre la puerta al alma de los
peatones; gasta el escaso dinero en comer algo en puestos callejeros o en beber
alguna cerveza en un bar que tenga música; pasa horas leyendo en la biblioteca;
da largos paseos. ¿Te parece el miembro típico de una banda mafiosa? Big le
invita a comer de vez en cuando, hacen excusiones de dos o tres días en coche.
Hablan de la vida, supongo. Si puedes entender y explicarme esa relación, me
ayudarás a entender el mundo; pero nada más. Línea de investigación cerrada. Déjanos
en paz al chico y a mí. Todo esto ya lo vi claro, y te lo dije, en la primera
charla. No te paso la cuenta de gastos por el tiempo que me has hecho perder,
pero me debes el billete de cinco que le pasé.
Hicieron una
parada en Baton Rouge para conseguir el CD Deja
vu de CSN&Y, Lou lo quería oír
por la Interestatal 10 con destino a New Orleans.
—Gracias, Big,
por parar a comprar el disco.
—Es tu
viaje-regalo, Lou. Te lo has ganado por lo bien que lo has hecho con mis dos
detectives favoritos. Además, cuando voy a N. O. paro a menudo en Baton para
zamparme unos cangrejos en salsa.
Siguieron
hablando de las comidas grasientas, del bourbon y del jazz que les esperaban.
Big mezcló luego las putas que se follarían con retazos del interrogatorio que
le habían hecho. Lou se dio cuenta de que los detalles de la comisaría eran
demasiado precisos para proceder de terceras o cuartas fuentes, pero no comentó
nada en ese momento. El vino blanco que había tomado con los cangrejos en salsa
cajún había vuelto charlatán a Big. Tanto, que desde que salieron desde la
capital de Louisiana fue Lou el que condujo todo el rato. También quería saber
por qué ponía tantas veces el CD, sobre todo Teach your children well, el segundo tema.
—El último
viaje que hicimos juntos por la 10, aunque por el extremo oeste, mi madre puso
varias veces la casete y cuando sonaba ese tema lanzaba un brazo hacia atrás y
me cogía la mano. Un mes después desapareció. Escuché mil veces la canción en
los meses siguientes. Como si fuera su herencia.
—Pero chaval, entonces
tu madre, ¿es tu madrastra? Creía que era la que vivía con el viejo en ese
poblachón en el que lo más guapo es ver crecer el centeno
—Es una buena
mujer. Estricta y ordenada luterana. Profe de matemáticas que ejerce con poca
imaginación su trabajo. También yo tengo preguntas para ti, Big. Exactamente
dos.
—Dispara.
—Una ahora y la
otra más adelante. ¿Esos nudillos desollados?
—Cuando te
conté que me barruntaba que Parker me la estaba metiendo por el culo, me
soltaste lo de que un noble no puede permitir el desorden en su castillo, o
algo así de raro, pero lo entendí y, en cuanto le juné, lo dejé para el
arrastre.
—¿Delante de
otros?
—De casi todos
los míos.
—Tendré que
cuidar las comparaciones con la Europa feudal. Te dije que te pusieras en
alerta, no que actuaras. Menos mal que no lo mataste tú mismo en un bar
irlandés un viernes por la noche. ¿Qué entiendes por estar alerta?
—Me importa más
que sean ellos los que estén alertados de lo que pasa cuando me la juegan.
—Dejando vivo a
un enemigo para toda la vida. Bueno, tampoco soy tu consiglieri, solo tu asesor
para asuntos personales.
—Cuánto tienes
que educar a tu Papi, ¿eh?
Los dos se
sentían felices como dos adolescentes en una excursión.
A media noche,
en un club, después de haberse dado una cena cajún que también Lou comió en
abundancia, aunque no con el aprecio de su amigo por las salsas grasientas, con
esa calidez vital que da la música y el bourbon, Big le dijo de pronto:
—Suelta la
segunda pregunta.
—Por lo que has
dicho del interrogatorio, quien te lo contó estaba en la sala. De los tres, yo
no fui. ¿A cuál de los dos polis tienes en nómina?
—Y tú, ¿cuál te
imaginas?
—El cachas, que
tanto parece perseguirte.
Big le revolvió
afectuosamente el pelo.
—Este es mi cachorro
—dijo sonriendo con orgullo paternal.
Tiene el vocabulario y el estilo de novela negra gringa es mas, sabe a ello con salsa y todos, me ha gustado... :)
ResponderEliminarSalud
Ahí está la novela con todos sus elementos. Cuando surge un personaje te lleva de la mano. Disfrútalo. Yo lo hice aquel verano con Jimena, tres entradas y luego la dejé, estaba en otras cosas, pero a veces la recuerdo.
ResponderEliminarUn abrazo
Desde luego, GENÍN, no me toca hacer novela gringa (ni la malagueña), pero es lo que le va al desarrollo de estos personajes, que es lo que me interesa. Disfruto escribiendo estas "estampas". Y me anima que tú lo hayas pasado bien leyéndola.
ResponderEliminarSí, ISABEL, "te lleva de la mano" es una gran descripción. No consigo encontrar tus tres Jimenas, aunque sé que las leí. ¿Una url, porfa?
Besos a los dos
Es un texto cojonudo. Mañana me lo leo.
ResponderEliminarNáN, no suelo releerme, me horrorizo, y no me acordaba de cuántas entradas dio lugar tu propuesta de aquel verano, creo son cinco Jimenas y una conducen a otras:
ResponderEliminarhttp://elcosturerodeisabel.blogspot.com.es/2012/05/251-preguntas-absurdas.html
http://elcosturerodeisabel.blogspot.com.es/2009/09/97-un-verano-de-palabras.html
Recuerdo que la dejé por terminar una novelita que también llevaba años empezada y luego me gano la desidia como a Jimena. Abrazos
Pienso lo mismo, un texto cojonudo. Tus textos no son banales. sino que tienen chicha. No llego a todo, sólo a lo bueno. Hay mucho texto banal.
ResponderEliminarUn abrazo
Bueno, no es del todo cierto: sólo llego a una pequeña parte de los textos que no son banales.
EliminarOtro abrazo
jo QUIASINT, has vuelto y has quedado tan maravillado que te han faltado palabras.
ResponderEliminarPues deberías releerte y extender tus escritos, ISABEL, porque esa Jimena, que ya conocí, es un personaje cuyo aliento da gusto respirar. Promete que unificas los cinco con una clave y escribe el 6, 7, 8...
Gracias, JOSÉ LUIS. Me gusta tu capacidad de volver para hacer una precisión. Me corrijo, más que gustarme me encanta.
Abrazos a los tres
Bueno, me gusta de ti que tus textos sean buenos, al menos me lo parecen; que no seas snob, que no te prodigues tanto que tus textos sean, comprensiblemente, flojos, que no hagas trampas ..., en fin. Lo importante es lo primero. que tus textos sean buenos.
EliminarUn abrazo
Querido amigo, soy tan lento y tan dado a repasar y corregir lo que escribo, que no hay peligro alguno de que me prodigue. En cuanto a las "trampas"... todo arte consiste en hacerlas, en aprender a cómo decir, fotografiar, pintar, etc. con el oficio suficiente (o sea, las "trampas") para intentar transmitir en un formato que no es la "realidad" esa parte de "lo real" que nos interesa u obsesiona.
EliminarUn abrazo grande.