Cuanto más viejo me hago más entiendo lo que me decía
mi abuela.
—¿Sabes la diferencia entre formar parte de la República
de Irlanda y ser parte del Imperio Británico?— preguntaba ella.
—No —respondí yo—. ¿Cuál es?
—Que te van a mandar la orden de desalojo escrita en
irlandés, junto a un arpa, en lugar de una en inglés junto al león y el
unicornio.
Brendan Behan: Memorias
de un rebelde irlandés.
No sabía quién era este autor hasta que leí en Quimera, en el nº 385 (diciembre de
2015), un artículo de Fernando Clemot sobre él.
La noche que nació, su padre estaba en la cárcel. Cuando
Beham era todavía muy joven fue condenado a tres años de cárcel. Al poco de
salir, se metió en otro lío y fue condenado a catorce años, que cumplió en gran
parte, cambiándole lo que faltaba por una orden de deportación a Francia.
En los años de cárcel leyó todo lo que tenía a su alcance y
se hizo escritor. En los de deportación, enfermó de diabetes y alcoholismo, lo
que le llevó a una muerte temprana (Dublín, 1923-1964). Famosísimo en Irlanda por sus escritos y, entre las clases bajas, por las anécdotas de bar que se
contaban sobre él.
El extracto que he puesto revela la valoración que hizo de haber
perdido la juventud y la vida por la Causa. Su abuela supo valorar bien, para él,
las causas nacionalistas. Otra cosa distinta sería un país en el que te
desalojan de tu casa y otro en el que no es posible dejarte con los muebles en la calle. (Esto último es mi
opinión o creencia).
Es muy peliagudo el tema, porque quien iba a prestar dinero para comprar una vivienda sin tener seguridad de ganar pasta y en caso que no le paguen recobrar el capital prestado y si encima puede ganar el doble de lo que prestó, pues genial, lo que ocurre en España es de alucine, en todas partes -hasta donde yo se, que no soy experto ni mucho menos- si no pagas la hipoteca durante un periodo de tiempo que figura en el contrato, te dan aviso y si se cumple el plazo y uno no paga, te embargan la casa y listo, pero aquí, encima de que te la embargan, aparte, sigues debiendole al banco, nunca he entendido como se puede permitir esa felonía... :(
ResponderEliminarHay tantas cosas que cambiar en este bendito País, que lo mejor seria ponerlo a cero, borrar el disco duro de las leyes y hacerlas de nuevo, para bien del ciudadano en general, y no de los bancos y multinacionales, como están ahora con puertas giratorias para premiar a los políticos que cuidaron de los intereses del capital y demás...
Lo malo es que existe la ley de Murphy que tiene razón en demasiadas cosas, osea, que esto puede ir a peor... :(
Salud
Estoy leyendo "Establishment" de Owen Jones y por lo visto, en todas partes se cuecen habas: da igual que les pongas arpas, unicornios, leones, castillos, granadas o bandas de colores: siempre el membrete es malo para el pobre y bueno para "ellos". ¿Qué hacemos discutiendo por los colorines del membrete en vez de ocuparnos de lo que importa? ¿Estamos locos o qué? (tengo la sospecha de que las discusiones sobre membretes son una malvada maniobra de distracción)
ResponderEliminarBueno, Genín, la cosa de hoy no va de modos de administrar la sociedad, sino de símbolos que son inútiles para encontrar esos modos.
ResponderEliminarPero ya que estamos, si los administradores se ponen a pensar, pueden encontrar formas mejores. Te cuento el caso de un alcalde de izquierdas, en la zona mediterránea, con el que tenía cierto trato. Sabemos que las casas para ceder temporalmente a los que se han quedado sin vivienda son finitas, a lo que se añade el problema de que algunos que las necesitan se quedan en ellas cuando ya podrían pagarse una.
¿Qué hicieron? De tan fácil da risa. Cuando los servicios sociales comprobaban que una familia necesitaba una vivienda, le cedían en alquiler una. Lo que me pareció genial es que ese alquiler era muy superior al alquiler medio de la zona. Por ejemplo, si en la zona estaban a 500 pesetas mes, el alquiler era de 1000. Automáticamente, se les concedía una subvención de 1000. El ayuntamiento transfería la subvención a una cuenta especial del Ayuntamiento, que inmediatamente lo abonaba a la cuenta de viviendas sociales del Ayuntamiento. El inquilino sabía que era así, pero no tenía que pagar una peseta. Ahora bien, si la situación el beneficiario cambiaba, se le iba bajando la subvención hasta que el alquiler le costaba más que el de la casa de al lado. Y se iba a la de al lado, pagando el alquiler normal, dejando libre la vivienda social para otro que la necesitara.
LA imaginación al poder.
En casi todas partes, C.S., vivimos bajo el mismo sistema que potencia la desigualdad, muchas veces hasta extremos insufribles. Así que¡Bingo! Estamos de acuerdo: lo de las arpas, unicornios, leones, castillos, granadas o bandas de colores es un cuento que da vergüenza que tanta gente se entusiasme con él..
¡Abrazos fuertes a los dos, por madrugadores!
"Mi Nueva York" de Brendan Benham. Es todo lo que tengo que decir.
ResponderEliminarMolinos 1 - NáN 0 garrapatero.
Eliminarhttp://economia.elpais.com/economia/2016/01/18/actualidad/1453114092_090636.html
ResponderEliminarS.
Por ahí van los Tirios, S.. La pregunta es: ¿cuándo les dará a los Troyanos por impedirlo?
EliminarPues yo no conocía a Brendan hasta que no lo he leído aquí y la curiosidad me ha echo indagar. ¡Menuda corta vida!
ResponderEliminarLas abuelas casi siempre tienen razón por lo que han vivido y visto. Yo aprendí mucho de las mías.
No obstante, y ya en otro terreno, no sé si has visto la peli "Filomena" (me interesó por la verdad monjil que se ha dado tanto aquí). Es el arpa lo que hace a la protagonista conocer que su hijo amaba su lugar de nacimiento. Bueno, a ella le sirvió. Yo no creo en símbolos ni en banderas.
Creí de jovencita que algunos símbolos hasta servían para algo y hasta me metieron presa por ello unas horas.
ResponderEliminarComo Brendan y tantos otros no tan de renombre, relacionaba la identidad con una realidad. Mi idealismo por algo por lo que merecía hasta dejarse algo más que la piel.
Y luego te haces mayor, y entras en una sociedad de consumo, de hipnotización, de adicción, de falsa ilusión, de farsa, la que describe Cédric Hhan en La vie sauvage.
Y entiendes como no sé quien dijo que los que tienen las ideas no tienen el poder y viceversa.
Cuando vemos las direcciones elegidas por nuestras sociedades actuales, la cínica victoria del egoísmo, la soberanía de las ideas y del capitalismo salvaje, el atraso de la cultura en aras de la mediocridad, el cómo van quedando vapuleados nuestros valores democráticos, el aumento de la intolerancia y la xenofobia (no hace falta ir muy lejos, en casa está a la orden del día), el destrozo cotidiano de nuestros recursos más primarios....
la obsolescencia programada, el derroche y la manera en la que se malgasta y/o malgastamos nuestras únicas fuentes de progreso, nuestra carencia en el contacto con la Naturaleza (con mayúsculas) nuestra muerte en vida que vemos desfilar y pensando en qué les dejaremos a las generaciones venideras...
Me digo que himnos, banderas y efigies, fueron grandes proyectos que hoy me saben a una imposición tan inútil como la de querer tapar el sol con un dedo.
Besos, Nanete.
ah, y lástima que de Brendan sólo queden hoy sus pasos por los bares y su alcoholismo..., sus frases en la barra de un bar, y la manera en la que le apeteció vivir lo que sólo fuese su vida, lo cual también demuestra, que de no hurgar en la raiz, hoy sólo los más, se quedan con la piel, lo que puede ser portada en primera plana de los tops literarios, y algún Sálvame de Luxe.
ResponderEliminarNo lo conozco, gracias por la información (y la opinión). Lo remediaré pronto.
ResponderEliminarUn abrazo
Pero, pero, pero...pero si es que todo lo que encuentro de este hombre por ahí está escrito en inglés extranjero. ¿Qué no tiene nada traducido al espagnol de Espagna?
ResponderEliminarVoy a buscar el libro. Vivir en un espacio en que el nacionalismo se ha convertido en LA creencia por antonomasia propiciando una "unión sagrada" ya experimentada muchas veces, da vergüenza y es un antídoto perfecto para liras y leones.
ResponderEliminarEn algún momento perdemos la fe en los símbolos y avanzamos más ligeros de equipaje, solo bastante más tarde somos conscientes de que hemos cambiado sueños por hipotecas.
ResponderEliminarTomo nota!
ResponderEliminarGenín, vaya rollo has metido :)
ResponderEliminarNo querrás decir, NáN, que el nacionalismo no nos salvará de las injusticias ¿no? Con lo bonita que queda una bandera y no otra en el balcón, para que todo el mundo sepa que yo no soy facha, sino que respeto mi país. O al revés.
Yo, que fui menos importante que un símbolo y que un país para alguien que pudo serlo para mi (si no hubiera habido país por medio), entiendo que no hay más causa que las necesidades humanas.
Cualquier símbolo que eche eso por tierra, me aterra.
Un abrazo.
"Cualquier símbolo que eche eso por tierra, me aterra" QUÉ PAREADO MÁS FEO ME HA QUEDAO
ResponderEliminarCuánto tiempo ha pasado sin que os responda. Por diversas causas he estado algo alejado de la Red y ahora ya solop tiene sentido leer los comentarios, como hice en su momento, dado que el diálogo ha quedado casi anulado por el tiempo pasado. Mil perdones.
ResponderEliminarLos comentarios siguen ahí para aprender de ellos, que es lo que importa.
Tampoco conocía a este autor. Tanto escritor maravilloso que uno se estará perdiendo ahora o para siempre.
ResponderEliminarY sí, hay Paises... y paises...