In-Posturas
Amar es dar lo que no se tiene
a quien no es.
Platón
(Este relato se ha escrito escuchando
siempre streams de
Les
Inspecteurs, https://soundcloud.com/les_inspecteurs,
así que
en cierta medida ellos son responsable del
estilo)
Tras leer esta frase de El
banquete, devuelta a la literalidad por Lacan en 1961, María se levanta de
la butaca, se sienta en la pequeña mesa circular en la que le es más cómodo
apoyar las revistas y los libros de tamaño grande (que suelen ser catálogos de
arte), sobre la que despliega y organiza las cartas de los bancos (facturas) y
las fotos antiguas (que reordena con cuidado pero luego siempre vuelven a
desordenarse en el cajón) y escribe notas de todo tipo, en la que tiene una
grapadora grande y otra pequeña (que no usa desde que se terminó la primera
carga de grapas, porque le resultaba un infierno de potencia muscular grapar
más de tres hojas), una regla de plástico transparente para subrayar recto, sacapuntas
y todo tipo de lápices, bolígrafos y rotuladores de varios colores, y una pluma.
Torciendo los labios como una escolar, pero sin llegar a sacar la punta de la
lengua por una esquina, encierra la frase que le llevó a interrumpir la lectura
con un rectángulo de color verde,
envuelto en otro de color rojo y, finalmente, en uno de color azul.
Prácticamente, las líneas de arriba y de abajo han quedado ilegibles, pero no
le importa prescindir de ellas a cambio de resaltar ese carbón convertido en
diamante por la presión insoportablemente alta de la vida. Vuelve a la butaca,
mira a Paco y sonríe.
María no está tan loca como podría
parecer por lo anterior. Es sabia y ha hecho las paces con la amargura de que
las situaciones no sean tan interesantes como las pintaban; y de que desde
luego los actores, ella incluida, no sean tan veraces como pretendieron. Mira a
Paco, que hace a deshoras la parte supuesta de su 50% de las tareas domésticas,
aunque no llega nunca al 30% y lo hace mal. “A deshoras” quiere decir
exactamente lo que dice: cuando a ella le gustaría que la casa estuviera ya en
paz y armonía; “lo hace mal” significa que lo deja en un estado que a ella le
incomoda: o acepta la inquietud que eso le produce o añade más trabajo a su 50%
(en realidad, a su 70%) para sentirse a gusto. En cambio, en cuanto a esfuerzo,
indebida concentración, fruncimiento del entrecejo y resoplidos y juramentos, acepta
que Paco ejecuta su ineficiencia con mayor entrega que ella: en resultados,
María le pondría un Tres (-), pero en voluntad tendría que darle matrícula de
honor. De boca para fuera, los dos cumplen sin más comentarios lo pactado,
porque la paz domestica exige la impostura. Y no solo en eso.
A María le gusta —y hasta lo ha
escrito en algún lugar, sin miedo a que Paco lo lea, lo mismo que él no tiene
el menor temor de que sin que él se lo pida ella vaya a leer lo que él escribe y
deja por todas partes, en su dispersa colección de hojas sueltas y blocs nunca
terminados— mirar en el espejo amplificador las áreas que anuncian que allí
aparecerán las arrugas. No le preocupa, porque le atraen en los demás cuando la
edad de tenerlas ha llegado. Físicamente, lo que sí le inquieta es notar a
veces una disminución de la elasticidad y la humedad en la vagina, precisamente
en los momentos en los que esa es una palabra inadecuada porque se ha
convertido en coño. Sabe que está, y se ve y siente así, en una época de
maduración y crecimiento de su belleza. Le quedan años de esplendor. Pero no le
gusta esa insinuación de pérdida por la parte del coño. Paco bromea y le dice
que está un poco loca y que si no frena esas fantasías va a tener una vejez
espantosa. Tampoco tu polla es la de antes, le responde con la mirada fija de
asesina que a él tanto le enternece.
No tienen problemas para hablar de
esas cosas, ni en la forma ni en el fondo. Han sido valientes, coherentes diría
la parte más insufrible de Paco, y decidieron hace tiempo que podrían salir solos
por la noche, asumiendo riesgos, que il faut bien que le corps exulte que cantaba
Jacques Brel, siempre que no, nunca, ¡jamás! se hablara de ello. Salían porque
querían salir. Si regresaban a casa a ducharse y cambiarse de ropa para ir al
trabajo, habían salido. ¿Tú has dormido bien?, porque yo voy a tener una resaca
del carajo; y ya está. Sin contar historias de disimulo (no evidenciar la
verdad con la mentira era la cláusula de gramática profunda que habían acordado).
La otra norma, la esencial, era avisar si se hacía tres veces con la misma
persona; tener el valor de poner el cartelito de Aviso, Peligro. Pero como cada
uno de ellos la había incumplido alguna vez, muy pocas, y no había pasado nada,
¿qué importaba que fueran ocho o diez las ocasiones en que se dejaban atraer
por un vértigo si este pasaba rápidamente y volvían donde estaban, tan a gusto
los dos? ¿Cómo era eso del ciego y el niño compartiendo un racimo de uvas, y
que el ciego le pega porque no decía nada de que él comiera las uvas de dos en
dos, porque era la señal de que él, el niño, las comía de tres en tres? No
importaba el número de uvas, porque cada uno había experimentado por sí mismo
que el racimo de fuera era infinitamente más pequeño y deslucido que la vid de
casa.
Las mentiras se aceptaban con mayor
facilidad año a año, mes a mes. Sin mencionarlas ni discutirlas. De eso es de
lo que escribió Platón. ¿Dónde estaban el superhéroe y la superheroína de las
palabras del principio? Quizá en quererse como se quiere a un gato; tanto, que
si este se fuera por los tejados y no volviese la infelicidad ocuparía todos
los espacios libres que el otro había dejado. ¿No? Estaba en cómo se
ensalivaban el cuerpo: faltaba la sorpresa, pero estaba el oficio del pintor
japonés que dedica años a reproducir el mismo árbol o lago o montaña. ¿No? Estaba
en que es la vida, y no la muerte como en el título de película, la que tiene
un precio. ¿No?
Tras dejar el libro en esa frase de
Platón leída en un escrito de Lacan, María ya no puede dejar de pensar; como el
que carraspea sin parar porque no quiere toser. O hace algo distinto o va a
terminar deprimiéndose.
—Anda, Paquito, cariño. Déjalo ya,
que está todo bien.
—Como me llames Paquito, te llamo
Marita —le respondió mostrando su nivel de cabreo por haber dejado para la
tarde del viernes lo que no hizo entre el lunes y jueves—. Pero tienes razón,
ya está todo de ponerse gafas de sol antibrillo.
—Sácame por ahí, anda. Sá-ca-me. Como
si fuera una mujer necesitada.
—¿Lo eres ahora?
—Lo soy. Por eso no quiero que
salgamos, quiero que “me” saques. A beber por ahí y cuando cierren los bares, a
bailar. Y después a afterhourear, si te queda fuelle.
—Y, ¿a cenar algo no?
—Joder con los tíos. Si no hay comida
no hay fiesta.
—Pues ponte guapa. Irradia. Y la ropa
interior, de infarto. Quiero que todos los tíos me envidien.
—Ellos no van a verla.
—Pero tú y yo sabemos que la llevas. Lo
notarán en nuestra mirada y lo sabrán.
—Pues, ¡en marcha! En media hora,
duchados y de película.
El espectáculo es la vía para los
momentos de fuga, confirma para sí mismo Paco. Que la tragedia de la juventud
extrema se repitiera como comedia no era culpa de ellos, ¿no? Paco se da cuenta
de que está que se sale repitiendo frases hechas; seguro que han sido los
vapores de los flit y los espray y los dispensadores esos de mierda que tengo
que utilizar para dar brillo. En su media hora le sobraba tiempo para tomarse
un bocadillo y dos cervezas. Vestirse no era un problema porque lo hacía con
descuido. Eso le hacía ganar tiempo.
María ya le había dicho que no,
mentirosillo, que no es que no te importe gustar o no, que lo que pasa es que
es tu modo de gustar, ese aparentar que no te importa y eres así de natural. Y
a algunas mujeres maternales pero sin hijo eso nos parece encantador. ¡Qué
jodía! Y también es mi modo de reconocer, para mí mismo, que no tengo ni puta
idea de cómo debería vestirme; ni ganas de aprenderlo. Por no mencionar que
mientras tú te enguapeces, pongo música de reggae, me como un bocadillo y me
bebo dos cervezas.
¡Que delicia de pareja!
ResponderEliminarQue bueno eres, jodio... :)
Salud y abrazo
Vaaaya! Además d gustarte los debates, entender de economía y política, encima de todo escribes maravillosamente .. ¡¡menudo descubrimiento he hecho contigo!! ( ya he enlazado tu blog para no perderte de vista cuando regreses del verano ;)
ResponderEliminarRespecto del fondo de tu pareja, no sé si será q no soy de andar por los tejados en la noche, ni tampoco creo en estas parejas ultra civilizada más amigos q amantes ( aunque a falta de las dos cosas, fantástico ;-) que sigo apuntándome al modo romántico de la vida en la que él le dice lo mismo a ella y ella se pone maravillosa pero no quiere que la saque, no... lo que desea más que nada es salir d su brazo y que el mundo muera de envidia viéndoles a ambos juntos. FIN;)
Mil gracias por estos dos ratitos deliciosos, muchos besos y disfruta mucho de tus vacaciones, me temo que a la vuelta vas a sufrirme aquí en letras ;)
Gracias, GENÍN, compañero de parvulario este verano, ejque mesfuerzo en los dos talleres a los que voy. Con tres vértebras rotas y aplastadas, no me hables de cuidar tomates ni nada de eso: escribir ficción para aprender a leer ficción es lo mío
ResponderEliminarTodo tiene su secreto, MARÍA, soy un jubilado mentalmente muy activo, así que tengo tiempo de sobra para dedicarlo a mis tontacadas.
En cuanto al fondo, ya sabes, “todo” es autobiográfico precisamente porque, salvo en los muy jóvenes que empiezan a escribir, “nada” es autobiográfico. Me alegra que te haya gustado la “forma” con la que escribo. O dicho de otra manera, el terreno de la forma es el único que pertenece al autor; el “fondo” le pertenece por derecho propio al lector.
Y será un placer verte por aquí; y por allá.
Un abrazo a los dos.
Leo ahora esto de lo "autobiográfico". Se nota en el texto, creo, cierta edad, haber ido y venido. Supongo que escribir en serio es también reelaborar lo autobiográfico real o inventado de manera más sofisticada, en cierta manera separarse de eso y convertirlo en un objeto ajeno a uno mismo. Nán, para los que escribís y le dais vueltas a esto todo lo que digo te puede parecer una tontería, ya lo asumo. También puede ser que haya textos como este en los que, a diferencia de muchos blogs incluído el mío, la presencia del ego sea menor, o se note menos. También en el ego hay graduaciones, creo, o frenos. En fin, ya ves que no me aclaro mucho. Pero ya me dirás. Un abrazo.
EliminarTe digo, JOSÉ LUIS, te digo, porque lo que planteas me parece interesantísimo. Primero, una frase de las que me gustan: si los que dicen que escriben de lo que les pasó mienten como bellacos, ¿existe una posibilidad de que los que decimos que no hacemos ficción con lo que nos ha pasado digamos verdades como puños... o destellos muy chiquitines de la verdad?
EliminarNo creo que la ficción cuente la historia de un ego, sino la historia acumulada de una conciencia compuesta por lo que nos ha sucedido, lo que hemos pensado, lo que hemos leído, lo que hemos visto u oído, todo eso MÁS lo que elaboramos partiendo de todos esos materiales (como niños jugando con la arena húmeda para hacer construcciones), MÁS lo que inventamos (por el placer que nos da hacerlo) a partir de esos materiales, jugando con todo ello. Y para más inri: lo que recordamos y ha pasado a nuestra conciencia seguro que se ha alterado.
En resumen: nada de lo que cuento en mi ficción me ha sucedido (en el sentido amplio de conciencia de lo que me ha sucedido), pero es ahí, en ese sucedido, donde están los materiales a partir de los cuáles se elabora la ficción.
Y a todo eso hay que añadir la segunda pata: el lenguaje como protagonista absoluto. Barthes dijo: “el saber deserta de la literatura, que ya no puede ser ni mimesis ni mathesis, sino sólo semiosis, aventura de lo imposible del lenguaje, en una palabra, texto.”
Y por otra parte, tienes razón: cuando pongo ficción en el blog, pongo la parte de mí con menos ego, porque para mí hacer ficción es una actividad placentera, un juego con el que me doy ya por pagado.
Un abrazo, artista
El segundo párrafo es el que me aclara todo, y además estoy de acuerdo. ¿Qué más hace falta? Fácil: el talento para hacer de todo eso un producto cultural, libro, cuadro, fotografía, escultura, poema, película, pieza musical... que muestre algo que no se haya visto o conocido antes porque estaba oculto. El porcentaje de cada elemento que nombras en el párrafo en un texto inclina la balanza hacia alguno de los lados, supongo.
EliminarA un periodista le pido que me cuente las cosas como son, y a un fotógrafo de prensa también, o a un historiador, pero a ti no.
Leí ayer lo de Barthes y tengo pendiente entender su libro de fotografía. Sobre el ego, es un tema peliagudo porque, como la nostalgia, creo que nubla la visión. También hay egos y egos.
Yo no escribo textos, ya lo sabes, pero leyendo tu blog y algunos otros se aprende a leer, y no solo textos.
Un abrazo
Quizás ya lo conoces,en los primeros minutos habla sobre cómo escribe él.
EliminarUn abrazo
https://www.youtube.com/watch?v=-eWS2s068C8
Eres un artista contando el ocaso que renace.
ResponderEliminarSi del lector es el fondo,como dices, creo que muchos y muchas lo habrán tomado como propio.
Felices lecturas veraniegas, yo estoy en ello. Ya he leído de un tirón Del color de la leche. Una historia que se repite en el tiempo y cómo cambia por la forma y el estilo. Gracias.
¿Verdad que sí, ISABEL, lo de ese libro? ¡Y cómo me gusta que una historia que yo haya ficcionado despierte sentimientos de realidades propias en alguien que la lea.
EliminarA leer, pues (mi cerezo grande me espera bajo sus ramas), y a divertirnos escribiendo.
Un abrazo
Un texto muy esclarecedor. Lo he leído con la música que has propuesto, así que no me queda sino felicitarte y desearte felices vacaciones por la montaña.
ResponderEliminarAbrazos!!
Gracias, U-TOPÍA, y a ti también te las deseo donde vayas o te quedes. Tendré que volver en días contados, para volver a marcharme y regresar. Pero me he prometido no usar internet.
EliminarA mí me gusta el texto, aunque entienda poco de literatura. Lo encuentro sustancial, con pocos rellenos, y original para tratar un tema como el propuesto. También hay parejas en que el simulacro, fingimiento o impostura se arregla, o se intenta, volviéndose a enamorar del otro, varias veces a lo largo de la vida. Pero eso ya lo sabes también. Hacía mucho tiempo, muchos años que no leía la palabra flit, que creo que lo usaban en casa de mis padres cuando, hace mucho, yo vivía allí, supongo que cuando era un niño o poco más. Que pases buenas vacaciones, y frescas si es posible.
ResponderEliminarUn abrazo
Me olvidaba de "Los inspectores". Me extraña que dejes, en cierta medida, la responsabilidad de tu estilo en manos ajenas, pero seguro que es porque son amigos tuyos, claro, ¿por qué si no?.
EliminarClaro que lo sé, JOSÉ LUIS, pero hay más historias que granos de arena en todas las playas, y no es “esa” la que he contado.
Eliminar¡Que grande que te hayas fijado en la palabra “flit”! Y que la recuerdes. La puse como un “ancla” temporal.
En cuanto a “Les inspecteurs”, ya son amigos, y de los buenos, pero al principio solo fueron dos tipos que me salvaron la vida. Uno de ellos, un arquitecto del norte que se pasa media vida aquí en Madrid, diseña camisetas negras con un motivo de plano de arquitectura de edificaciones famosas por su calidad (en un trazado en blanco). El otro, tiene en Malasaña una tienda en la que las vende (además de otras). Desde que las conocí, las uso los 365 días del año (uno más en los bisiestos). La colección es, de momento, de 13 (y algunas, gastadas por el tiempo, las he comprado por segunda vez).
Las lavo y las voy poniendo debajo de las limpias, y cada día solo tengo que coger la de arriba. Ya no tengo que preocuparme de elegir la ropa que me tengo que poner. Unos tíos grandes, estos dos.
eso de 'un fácil dejarse llevar y/o mecer' por cuanto desgobierna un texto desemboca irremediable en el placer de descubrirlo.
ResponderEliminaresto, y no cosa distinta, ocurrió, ahora. mientras leía absorbida entre palabras.
¡me encanta los descubrimientos. como este!
abrazo
Y a mí, P MPilaR, que mi ficción te haya provocado ese placer me da un subidón de satisfacción que paqué.
Eliminar¿Te acuerdas del poema brutal de Oliveiro Girondo, “Pentotal paqué”?
Nos iremos viendo, pues. Un abrazo
http://www.youtube.com/watch?v=pO89Q8DmaeU
ResponderEliminarSi puedes soportar al entrevistador
esta entrevista a Krahe es genial
Ya sabes que a mi ambos me gustan
algún defecto tengo que tener
entiéndelo!!
Abrazos y ahora me leo el post!!
Me va a costar, ¿eh?, me va a costar verlo en el papel de El Faro de Alejandría a este vecino mío al que me cruzo con frecuancia (bueno, más vecino de la señora Agirre), pero lo haré. Por Krahe.
EliminarQué bueno esto,Nán.
ResponderEliminarLo del pintor japonés y de la comida como fiesta,gracias a lo cual acabo de descubrir que soy un tío.
Mientras me rasco los .... me descubro la boina ante este talento verboidal y descripción de tantas cosas que siempre he pensado.
Menos mal que también soy tía.
Lo disfruté.
Abrazos,Nán.
Ja, já, REYES. Si, eres un tío con dos..., que no es sino una forma machista de decir que alguien tiene voluntad y arrojo. Me alegra que lo hayas disfrutado, porque no es tan fácil.
EliminarEn el pequeño comité del taller, me acusan de tender a poner en el primer párrafo una barrera que aleja a los lectores. Como saben de esto y lo piensan bien, lo he pensado y creo que tienen razón: yo mismo pongo al principio un obstáculo a la lectura. Dedicaré algunos momentos del verano a pensar el motivo de que lo haga así.
Pero en tu caso, y el de todos los que habéis comentado, no ha funcionado: habéis seguido leyendo. Y yo os lo agradezco.
Besos
Como no se puede comentar en tu anterior post, aquí te digo que me chifla lo de "No nos enseñaron a desconfiar de los buenos". Hala, aquí queda.
ResponderEliminarApetece tatuarse la frase, ¿no? O bordarla en ganchillo en un paño para dejar encima la bebida, o algo.
EliminarEstremecedor de real y también de hermoso tu texto de arriba. Como hermosa es la palabra balbuceo.
ResponderEliminarGracias, NáN.
Realmente sólo paso a saludar, como a veces hacen en los pueblos cuando no hay nada importante que decir pero quieres que sepan que los recuerdas.
ResponderEliminarUn abrazo