“Lo primero que hay que hacer para salir del pozo es dejar de cavar”. Proverbio chino.

NO PODEMOS RESOLVER PROBLEMAS PENSANDO COMO CUANDO LOS CREAMOS. Albert Einstein

“Si a alguien le indigna más ver un contenedor ardiendo que una persona comiendo de él, tiene que revisar sus valores”

Sobre los poderes de siempre y los emergentes: "“No nos parece mal que nos muerda un lobo, pero a todo el mundo le saca de quicio que le muerda una oveja". Ulises de Joyce, Cap. 16




viernes, 9 de octubre de 2015

En Rochelamort, pensar no es sexy (relato del Bremen)

Primer relato del nuevo curso del Taller Bremen



En Rochelamort, pensar no es sexy

La vaga impresión de que se trata de una especie
de invasión rápida que obliga a la gente a llevar
una vida completamente distinta, está ampliamente
extendida; con todo y con eso, el hecho se vive más bien
a la manera en que se experimenta una modificación
inexplicable del clima o de cualquier otro equilibrio natural,
modificación ante la cual la ignorancia solo sabe
 que no tiene nada que decir.

Guy Debord, 1988

Aquí no pasa que parezca que los muertos vivan y hablen como si estuvieran vivos. Esto no es Comala. Es Rochelamort, donde los vivos actúan y hablan como si ya estuvieran muertos; quizá desde que se cerró la mina que había llenado los valles de cientos, de miles, de trabajadores de sus profundidades. Bajaban a la oscuridad del pozo, donde era difícil hablar por la fatiga y por ese miedo difuso, de fondo, que debe producir la oscuridad apenas deshilachada por una pequeña luz en el casco. Pasaban allí la mayor parte del período de vigilia del día. ¿De qué iban a hablar, cuando salían a la luz? Frases hechas y repetidas que les parecían graciosas: mejor una frase contrastada, y de probada eficacia en el tiempo, que arriesgarse a... ¿a decir? No hablaban de la muerte allá abajo, ni de la muerte arriba por los pulmones que respiraban polvo. Los supervivientes son ancianos a los que nada les mata ya. Toman algún vino y caminan despacio pero incesantes durante kilómetros. Ellos ya no se van a morir (ya hemos quedado en que viven como muertos, así que morirse es difícil) pero son testigos de la muerte. ¿De qué van a hablar? ¿Es que han tenido alguna vez alguien que les escuchara, como condición necesaria para decir?
Me doy cuenta de que todo esto se lo estoy contando a una vaca que está al otro lado de la cerca y, cuando no tiene la cabeza agachada para comer hierba, me mira muy atenta; más interesada que los supervivientes que quedan en los valles (los hijos y nietos que no han muerto se han ido lejos). Las vacas te miran, pero no te dicen frases repetidas desde hace más de cien años. Son mi interlocutor ideal.

Los hijos o los nietos vuelven en verano cuando ya tienen una edad; normalmente con sus hijos, que disfrutan como locos hasta que tienen 12 años y empiezan a hurgar en otras cosas de la vida; pero desde los 14 ya no hay quienes los arrastren hasta allí. Entre los 15 y los 28 años, no vienen. La edad sexy no está representada y siempre falta algo: los escasos jóvenes que no han podido librarse de que los padres los lleven durante el verano deambulan por el pueblo, más que pasearlo; no tienen a quién desear llevarse a los bosques. Ellos deberían ser los que inflamaran de deseos el aire, pero su ausencia crea un estado anímico de bajas presiones que todos sufrimos.
Se lo digo a la vaca que le toca estar junto a la cerca y que nunca sé si es la misma a la que me sinceré en días anteriores: la ausencia de sexidad en Rochelamort hace que me dé cuenta de que el mundo, el de aquí y el de fuera, ha dejado de ser sexy para mí; una desgracia peor que otra cualquiera. ¿Dónde está el brillo? Ahora que ya no me correspondía esa atmósfera, ¿dónde están los que tendrían que inflamar el aire, si yo no puedo ya hacerlo?
—Te mientes —me dice la vaca.
¡Hostias!, digo. Sabe hablar. Y pensar correctamente. Me ha pillado.
—A mí no me engañas —continúa, como si me hubiera escuchado el último pensamiento. Después vuelve a callar para siempre, haciéndome dudar de que realmente hubiera hablado.

¿Cuánto hace que el mundo dejó de resultarme sexy? Primero se deja de ser sexy para el mundo: es una situación muy aceptable, que tranquiliza. Después viene lo peor, cuando nada ni nadie es sexy para ti.
Confundimos lo sexy con el sexo, y nos equivocamos. Cuando pasa la época en que Naturaleza nos anima a reproducirnos, el sexo es un arte sin más objetivo que él mismo. Lo sexy permanece como una atmósfera: provoca latidos, pulsos, en el cerebro y el corazón (no importa que ya no más abajo). Ayuda a vivir con pasión. (Sin ella, se sobrevive). Y hora, ¿qué hacer? ¿Sucumbir a las ganas de retirarme?
La vaca muge, el perro ladra, y provoca el ladrido de decenas de perros, el gato maúlla, subido a un manzano para ver bien a cualquier ratoncillo que corretee por la hierba, y la araña se arrastra por ser tan... no,  no “por”, sino “para” ajustar la rima.
Y yo me des-espero. Dejo de esperar. Ni siquiera los atardeceres rojizos de Madrid me parecen sexys. Ya no son un motivo para salir a verlos.

Entonces, yo: ¿qué hago?

18 comentarios:

  1. Los ojos de las vacas
    no son sexys,
    me provoca vértigo
    como los pozos
    donde no se ve el fondo.
    Quizás sea por esta coincidencia
    q me apasionan las peliculas de Medem

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Medem es una especie de el Gran Mirón que muchos queremos ser. Las escasas ocasiones en las que una vaca se ha interesado en mirarme el sitempo suficiente, he tenido la sensación de que ella era una terrícola que estaba interesada en mirar a un extraterrestre.

      Eliminar
  2. Escribir(nos) como haces. Tus palabras siguen siendo sexys, así que la vaca tiene más razón que un santo.
    Un abrazo fuerte

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Bien, me queda algo sexi! Abrazo fortissimo para ti (vamos, Mahler en esos momentos en que se desencadena).

      Eliminar
  3. Buena pregunta. Me encantaría darte una respuesta que convirtiera el desánimo que se respira en tu texto y el entorno que tan bien describes, en ilusión.
    Estoy con Gemma en su respuesta.
    Añadiría, que todo está en la cabeza y aunque la vejez es una putada, somos capaces transformar y transformarnos. Y estoy segura de que tú también lo haces.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Claro que sí, Isabel. Al menos, intento tranformar.

      Un abrazo.

      Eliminar
  4. Ante todo no seas un Juan preciado en busca de Pedro Páramo, eso sí que no es sexi.. si acaso fatigoso y desilusionante a la vista de lo que encontró. Mejor no buscar, ni siquiera esperar demasiado con lo que veas, quizá la cosa no esté en lo que veas si no en la forma en la que lo miras … ¿has probado a ponerte las gafas del revés ? ;) ...

    La vida es dura, a veces terrible pero nunca tan mala como nos la emborronamos a veces... tú por ejemplo, tienes una escritura muy sexi ( a mi me gusta mucho más la palabras atractiva jaja así... sin esforzarme mucho en mirar.. a mi me gusta casi todo lo que miro ¿sabes por qué? antes intento elegir, casi siempre bien a simple vista ;) Un besito... y una copa, para que te animes el atardecer de Madrid no es sexi es mágico ... recuerda ¡darle la vuelta a las gafas ! ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. "Todas las familias felices se parecen entre sí; las infelices son desgraciadas en su propia manera", que escribió Tostoi. Y piensa en Beckett, Camus, Pesoa, esa lista de centenares de héroes del mirar. ¡Ah!, no quiero esas gafas, María, mientras aguante bien. Pero sé que lo dices con bondad, te lo agradezco y te mando un abrazo.

      Eliminar
    2. Me temo que me he explicado mal con las gafas que te recomendaba.. no son las de no ver, ni las de color rosa absurdo inexistente, ni si quiera la de mirada periférica... no, me refería a que usaras las de enfocar en lo que te aporta, te sirve, de estimula.. lo que te resta, te quema y te anula .. mirarlo de soslayo... a eso me refería con lo de gafas al revés... me expliqué mal.. de todas formas, gracias por ser generoso y suponerme buena fe... es así ;)


      Un besito!

      Eliminar
  5. Las vacas pueden mirarte muy atentas como si saben lo que piensas. También pueden mirarte inocentes, lo que son. Y nosotros? No somos inocentes, o sólo a veces, cuando nos olvidamos, como en el sexo, o cuando miramos a una vaca de manera curiosa. Y ese gato que sube al manzano para espiar ratoncitos sube a un árbol cultivado, no salvaje, porque si lo fuera se lo llamaría manzanero, me dice el diccionario de la real academia de la lengua española. No sé lo que dice la real academia sobre sexy y qué diferencia hay entre sexy y juicy y si se puede usar ambas palabras como sinónimos en algunos casos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tienes razón: la inocencia del animal está fuera de toda duda (incluso, igualmente, cuando mata... porque nunca presume de ello).

      De lo otro, lo de la RAE, ya te contesté en otro lugar. No dejes de preguntarme porque lo que no sé (que es mayoría), me gusta informarme.

      Eliminar
  6. mmmmm....yo creo que cuando menos te lo esperas algo vuelve a resultarte sexy. Incluso tú mismo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y si me pongo a esperarlo, ¿secederá antes o tampoco?

      Eliminar
  7. Me está costando comentarte algo decente en este post tuyo, no por ti sino por mí, pero lo haré.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Me sigue costando decir algo decente porque es un texto difícil para mí, a no ser que sea tan simple que no lo vea. Me gusta más conforme lo leo más veces, porque veo los detalles que, no soy un lector experimentado, me dejo la primera vez. Pero hablo de mí, no de ti.
    Preguntas que qué haces. Pues adaptarte, si es que no hay más remedio. A mí me está costando muchísimo, y no siempre pienso que esto saldrá bien.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Esforzarte aunque no siempre pienses que esto saldrá bien... ¡fantástico, José Luis! Es la clave, creo. Hoy me ha dado por pensar en los héroes... en los centenares de millones de héroes que habitan, en cada generación, el mundo. Y lo que escribes me reafirma.

      Eliminar
    2. Un abrazo, Nán, hoy desde Barbastro.

      Eliminar
  9. Creo que ya toca responder algo. Empezaré de un modo general, para luego contestaros brevemente de uno en uno. Cada vez me es más difícil hacerlo cuando lo que he subido es un texto de ficción: el que lee lo que dice el narrador, cree estar oyendo al autor... pero lo que lee es lo que inventa el autor a partir de todo lo que es, lo que piensa y siente, lo que ha visto, lo que ha oído, lo que le han contado. Lo que el autor ha imaginado juntando trocitos de información procedentes de múltiples fuentes. Y lo que lee el lector, si el relato ha tenido “éxito”, es su propia vida y su propia mente.

    Muchas veces, los comentarios revelan que el lector ha hecho suyo el relato, que ha revivido en él algo que le pasa o le pasaba. Cuando sucede eso, cuando el lector hace suyo el relato (porque la única verdad en esto es que lo que se lee es exclusivamente de quien lo lee)... cuando sucede eso, me siento feliz. Creo que he conseguido algo: en lo personal, no en lo literario: pues sé medir el valor pequeño de lo que escribo.

    Pero en esta ocasión, reconozco que el componente biográfico es más fuerte. Casi hay unanimidad en que lo que se cuenta es lo que me pasa a mí ahora... hasta cierto punto. En realidad, es una foto de un estado mental. Lo que veo que está pasando en el mundo no me gusta nada: un cambio climático que puede poner en peligro que sigamos viviendo como vivimos y un cambio de paradigma económico por el que, basándose en las megacifras, se puede vender como un éxito crear una situación de desigualdad en la que el sufrimiento ha crecido hasta lo inaguantable (esto, que he ejemplificado aquí en clave nacional, es una situación internacional). Y las posibilidades de enderezar la situación son exiguas, casi inexistentes ya, porque la política del espectáculo inherente al sistema lo impide.

    Y en esa situación, vivir en el Mundo me resulta cada vez menos atractivo.

    Esta, y no otra, es la base de la condición de ausencia de sexidad.

    Y que explique mis intenciones (revelando con ello mi fracaso e incapacidad como “relator”) es poco usual (y espero no volver a caer en la tentación de que un relato o un cuento es mío por haber sido el autor).

    ResponderEliminar