“Lo primero que hay que hacer para salir del pozo es dejar de cavar”. Proverbio chino.

NO PODEMOS RESOLVER PROBLEMAS PENSANDO COMO CUANDO LOS CREAMOS. Albert Einstein

“Si a alguien le indigna más ver un contenedor ardiendo que una persona comiendo de él, tiene que revisar sus valores”

Sobre los poderes de siempre y los emergentes: "“No nos parece mal que nos muerda un lobo, pero a todo el mundo le saca de quicio que le muerda una oveja". Ulises de Joyce, Cap. 16




miércoles, 24 de junio de 2015

Quimera y el dossier sobre Jaime Gil de Biedma



En toda casa en la que vive una pareja se producen enfrentamientos, escaramuzas, luchas y guerras (limpias o, a veces, sucias). Una de mis guerras ha sido (fue) por mis revistas de literatura, Parafraseando a la madre de un Woody Allen niño en una de sus películas, “De acuerdo, el Universo se expande, pero tú vives en tu casa y tu casa no se expande”, me venía a decir mi contraparte. De modo que mi decisión de conservar esas revistas, para mí más preciosas casi que los libros, que son más fáciles de reencontrar, me obligó a ser altanero, fiero, contumaz y barriobajero. Pero me mantuve firme hasta que ella tuvo la feliz idea de trasladarlas a la casa de la montaña, donde no molestan y las tengo fácilmente a mi alcance (en la casa de Madrid, por mantenerlas a salvo, las tenía en los sitios menos propicios y de más difícil disponibilidad instantánea). Ahora, cuando estoy ahí, no hay noche, salvo cuando he bebido más que caminado casi en la oscuridad, que no elija una para irme a la cama. Lo que en otro tiempo representaron, el temblor del conocimiento primerizo de la literatura y los literatos, la información sobre los libros que ¡tenía que conseguir leer!, ahora, a veces decenios después de que se editaran, se ha convertido en la más rabiosa actualidad de lo eterno de la literatura. Mis preferidas eran Quimera y El urogallo,  (Barcelona y Madrid). Infelizmente desaparecida la segunda.

Hablaré de Quimera, pues escribo esto por el número (¡el 379!) de junio de 2015, que incluye un dossier sobre Jaime Gil. Tuvo, esta revista, una época fantástica que me marcaba todo aquello que me podía interesar (y que luego leía y me interesaba). Podías vivir en cualquier parte de España, una ciudad grande o un pueblo minúsculo, pero Quimera y El urogallo te situaban en el Centro del Tablero del Juego. En épocas más recientes, se hizo más moderna y empezó a parecerme un boletín pueblerino, que ya no me producía el menor interés, por lo que dejé de leerla (primero) y de comprarla (después). Desde hace muy pocos años ha cambiado y ha vuelto a serme necesaria... ya no con ese temblor del “descubrimiento” que te pone los ojos como platos; pero la culpa supongo que no es de la revista, sino de que me cuesta ya mucho temblar. Lo que es cierto es que Quimera ha vuelto a ser necesaria.

En este dossier hay una entrevista imprescindible con Carme Riera, una de las personas que más ha escrito y más sabe sobre la Escuela de Barcelona, a la que Jaime Gil fue incorporado (me encanta que varias veces le llame Jaime Gil, a secas). Es como un resumen de lo muchísimo que Carme sabe sobre el asunto, como un índice expandido de los temas que ella misma ha tratado por extenso, pero imprescindible bien como recuerdo o bien como propuesta.

La entrevista, que va seguida de excelentes artículos sobre Jaime, vale por sí misma, no solo por ser ese índice expandido, por todos los recuerdos fugaces y pequeños sobre Jaime y sobre la Escuela de Barcelona, con anécdotas que le dan vida.

«Se podría decir que las influencias extranjeras del grupo de Barcelona se dividen en: anglosajonas (a través de Jaime Gil de Biedma), alemanas (a través de Carlos Barral, que incluso tradujo a Rilke) e italianas (a través de José Agustín Goytisolo). Este último incluso llegó a traer a Pasolini a Barcelona. Tuvo que dar la charla, por cierto, en la sala de disección del Hospital Clínico, porque no les dejaron otro espacio.»

Ahora que estoy viendo en YouTube, con una imagen de calidad horrorosa, viejas películas de Pasolini, que estoy leyendo su poesía (la edición bilingüe de su obra poética de 1957 a 1971) y también sus Scritti corsari, me parece que la casualidad llevó a dar la conferencia en el lugar más adecuado.

Es imprescindible cómo describe en muy pocas palabras uno de los rasgos más importantes de Jaime (también otros pero copio lo que dice sobre este):

«Él trabaja con la teoría de la creación de un poema en el que el sujeto poético sea y no sea el autor; ese es un juego que él domina muy bien, porque en muchos de sus poemas Jaime Gil el sujeto poético es el propio Jaime Gil  --él mismo contaba que en el poema en el que vuelve a casa y se mira en el espejo, el espejo realmente existe y él se reflejaba al entrar y, si había bebido demasiado, hasta se lo podía reprochar a su imagen-- pero no como sí mismo, sino como un sujeto poético autónomo de la propia biografía del autor.»

Los poetontos como yo, que aprendimos eso hasta que se nos pegó en la piel y a veces subimos un texto a ese blog que no sé bien porqué tenemos, cuando en los comentarios se hace referencia a lo puesto como si fuera la biografía de quien tiene el número de DNI que tenemos, en lugar de algo que le sucede al sujeto poético de nuestro mismo nombre, sólo podemos pensar un "tierra trágame".

Daos prisa en conseguir este ejemplar. El 1 de julio, Quimera presentará (supongo que como siempre) el número doble de julio-agosto, con lo que este número precioso, el 379, desaparecerá de los quioscos y librerías. Encontrarlo será ya más difícil.

12 comentarios:

  1. ¿Poetontos?...jajajaja
    Soy el máximo exponente, pero sin poesia... :)
    Besos y salud

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  2. Pos sí, pero no; porque yo voy a "pedidos y suscricpciones" y los enlaces están ataráxicos.

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  3. Un piacere, JOSÉ LUIS.

    Lo siento, GENÍN, pero "sin poesía" no puedes entrar en el grupo. Ese nombre es para quienes escribimos "textos así como poéticos" y, además, tenemos la osadía tonta de darlos a conocer de vez en cuando.

    QUIASINT, ¡ojalá sea porque millones de españoles estén intentando comprar su ejemplar!

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  4. Algunas veces nos perdemos y encontramos una esmeralda verde en una plazuela perdida.
    No sé el motivo, pero me suelo perder cuando hay mucha gente, muchas calles y muchos libros y revistas.
    Eso fue lo que me ocurrió en una corta visita a Nápoles, donde entre callejuelas y establecimientos me tropecé con la mismísima prima de Sophía Loren.
    Era ella una viuda que regentaba una librería de viejo; manteniendo alto el estandarte de la velocidad justa para leer con curiosidad natural.
    Estaba sentada en una especie de butacón alto; desde donde controlaba el negocio y a los paisanos.
    Los empleados se movían lentamente; como si la dueña les hubiera explicado el significado de los gestos de las tortugas y su relación con los libros antiguos.
    En un rincón, la montaña de granito te esperaba.
    Varias toneladas de revistas literarias; cuyo peso se correspondía directamente con la remota posibilidad de que la Humanidad no se perdiera para siempre.
    No sé el motivo, soy un ignorante; pero lo cierto era que para acercarse a esa montaña y escalar sus laderas; había una ley no escrita que indicaba la obligatoriedad de pedir permiso a la dueña.
    "Signora, con el suo permesso", dije en el típico italiano de quien tiene mucha menos vergüenza que conocimientos.
    "Avanti; signore"
    ...
    Mariposeé en el cofre del tesoro; escarbé entre los pliegos y encontré algunas novedades de hace más de treinta años.
    Tras la recolecta, enseñé mis frutos a la madonna; y ella asintió; dándome permiso para robarle un par de revistas a cambio de unas simbólicas liras que nunca alcanzarían su verdadero valor.
    ...
    Al salir del establecimiento bajé hacia el puerto por una calle muy empinada.
    Varios puestos de venta de cigarrillos jalonaban mi camino, donde las nietas de la señora de la librería se afanaban en venderte cualquier cosa a gritos.

    Como si la vida fuera un puzzle, donde las piezas deben encajar a presión.
    Bajo un rotundo sol mediterráneo.

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  5. Cómo me conozco yo este tema. Gracias por la información.

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  6. DRIVER, tomada como anécdota personal, tu historia me fascina. Por lo que cuentas (estas anécdotas dan vida a la vida) y por la precisión y la economía del lenguaje que usas, además de por el colorido y la atmósfera (todo el tiempo me sentía en Nápoles). Pero si es una historia inventada, te diré que “Se non è vera, è ben trovata”. Y cambio “fascinante” por “fantástica y dabuten”.

    No hay de qué, ISABEL, para eso estamos. Hoy por ti y mañana por mí.

    Besos a los dos

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  7. Has explicado mi historia con Quimera, excepto la vuelta a ella (apenas he leído algún nº de El urogallo, me parece que con menor difusión que la anterior ¿no?). Soy mucho menos insistente que tú para conservar las revistas, que acostumbro a sacrificar por el espacio, cosa que jamás hago con los libros, pese a ello tengo números guardados de Quimera.
    Hace relativamente poco que estoy suscrita a una revista literaria editada en Teruel (me ahorro el tema de decir que sí existe), Turia, que es excelente. Voy a volver a mirar Quimera y desde luego este nº dedicado a Jaime Gil, lo voy a buscar. Me encanta su poesía, por ejemplo:

    Amistad a lo largo (fragmento)

    Un destino condujo diestramente
    las horas, y brotó la compañía.
    Llegaban noches. Al amor de ellas
    nosotros encendíamos palabras,
    las palabras que luego abandonamos
    para subir a más:
    empezamos a ser compañeros
    que se conocen
    por encima de la voz o de la seña.

    Vaya, que sorpresa, escribes poemas. No serán tontos, seguro.

    Abrazos!!

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  8. “El Urogallo” solo se publicó entre 1969 y 1975 (años absolutamente esenciales y enloquecidos para mí). En Madrid se vendían por igual, creo, “Quimera” y “El Urogallo”. Normalmente las comprábamos los mismos, que íbamos a primeros de mes al quiosco y las pedíamos juntas, pero desconozco su distribución fuera. Eran tiempos en los que los de Madrí (en Madrí somos muchos que no nacimos aquí, porque es la única ciudad que conozco en la que nadie te pregunta dónde naciste y de dónde vienes) queríamos mucho a Barcelona, admirábamos su potencia cultural. Pero me temo que la cosa no funcionaba a la inversa. De hecho, Jaime Gil “odiaba” la cultura de Madrid y sus tres pilares (Ateneo, la revista Ínsula y la colección de poesía Adonáis), porque consideraba que no se le hacía el caso suficiente. (A propósito, tengo fotos en las que estoy sentado, de niño, en las piernas del director de dos de esas tres instituciones; no era mi padre, no. Pero entiendo la furia de Jaime Gil).

    Culturalmente, en España, se ha producido una revolución cultural silenciosa pero potente: las periferias se han vuelto centrales. Es enorme el número de editoriales que han surgido allí y, en tiradas poco millonarias, nos ofrecen los libros más interesantes. Imagino que se debe a que individualidades profundas y exquisitas se han hecho cargo del verdadero papel de un Editor. Y ahora he buscado esa revista, “Turia”, en Internet y me he quedado boquiabierto. He hecho clic en el número dedicado a Camus (¿por qué se me habrá ido el dedo a ese “especial”?) y me ha apetecido mucho. Lamentablemente, los buzones de correos de mi casa son pequeños, por lo que las revistas sobresalen y las suelen “hacer desaparecer” antes de que me haga con ellas. Buscaré algún sitio de Madrid en la que pueda comprarla.

    Ese poema que has puesto está entre mis 10 Favoritos del poeta. Poco después de los versos que has puesto, hay tres versos que siempre me producen un escalofrío de placer:

    A veces, al hablar, alguno olvida
    su brazo sobre el mío,
    y yo aunque esté callado doy las gracias

    Con respecto a mis poemas, también yo espero que no sean tontos (significaría irremediablemente que lo soy en exceso). Lo que sí es de tonto de remate es darlos a conocer fuera del grupo de 3 o 4 personas a las que les interesan porque les importo (y no, no son mi familia). Me parece que hacerlo es una sobre-exposición del ego más absurdo.

    Abracísimos

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    1. Asunto Resuelto. En Tipos Infames me han pedido el último número, el de Böll, y hecho un pedido de un ejemplar de cada número, que será para mí.

      Fácil, bonito y rápido.

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  9. Ahora entiendo porqué no leí El urogallo. Mis años esenciales y enloquecidos fueron posteriores. Sin embargo debí ver la revista en algún lugar o en casa de alguien porque me sonaba mucho.

    Ah!! Yo nací y viví en esos años de juventud en Zaragoza, mi traslado a Barcelona fue por trabajo, así que esas relaciones amor /odio entre Madrid y Barcelona, desde mi ciudad se veían de otra manera larga de explicar.

    Ya tengo localizada la librería, estuve en Madrid hace poca más de una semana y podía haber ido de visita, me gusta lo que he visto en su web. Pero, de momento, tengo que ir seguro dos veces al año, así que iré. Por cierto, estuve en el Ateneo en la presentación de un libro: El informe Foronda, muy interesante.

    La poesía siempre da esa sensación de sobre-exposición, pero ¿por qué no? [no, yo no escribo poesía ni ficción].

    Quedas emplazado a decirme qué te parece Turia ¿vale?

    Abrazos!!

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