“Lo primero que hay que hacer para salir del pozo es dejar de cavar”. Proverbio chino.

NO PODEMOS RESOLVER PROBLEMAS PENSANDO COMO CUANDO LOS CREAMOS. Albert Einstein

“Si a alguien le indigna más ver un contenedor ardiendo que una persona comiendo de él, tiene que revisar sus valores”

Sobre los poderes de siempre y los emergentes: "“No nos parece mal que nos muerda un lobo, pero a todo el mundo le saca de quicio que le muerda una oveja". Ulises de Joyce, Cap. 16




sábado, 12 de abril de 2014

Cristalera a la plaza soleada. Relato bremenauta

Hay horas tranquilas en la jornada. Apoyada en la barra, veo la plaza y a las gentes del barrio, que caminan rápido por la acera ancha y circular, o pasean por la plaza. Ahora podría salir a fumar un cigarrillo, apoyada en la pared de cara al sol, pero estoy viendo a la vieja Marisa con su perrilla, desaseadas las dos. Me da pena, porque cuando empecé a trabajar aquí, en este bar de barrio, la vieja iba arreglada y venía dos veces al día; a desayunar y a merendar. Después, solo a merendar. Y más tarde, dejó de venir. La veía pasear a la perrilla por la plaza, cada vez más desaseada ella; la perrilla, más sucia, envejeciendo mucho más rápido que su ama. Ahora ya ni se agacha a recoger las cacas, ella que siempre fue tan ordenada y cívica; y limpia, que con el plastiquito verde le aseaba el culito a la perrilla. Marisa se mueve lentamente, con esfuerzo, produciendo en los que la vemos una sensación de descoordinación. Pasó por una época en la que todavía lo intentaba, pero cada vez le era más difícil acercarse al suelo. Qué miedo me daba. Hasta rezaba para que dejara de intentarlo, yo que nunca he rezado. Ahora imagino que también a ella se le escapará un poco de caquita en la casa; que ésta olerá a caquitas de mujer vieja y perrilla viejísima. La perrilla me da repugnancia; Marisa me da pena. ¿Qué le habrá pasado? ¿Tendría unos ahorrillos con los que completaba la pensión? Se terminaron. Los dos únicos lujos que se podía permitir en esta vida, un descafeinado con leche y una tostada con mucha mermelada y mantequilla, ya no están a su alcance. Es una mujer vieja, sin recursos. Está sola.

Una mujer vieja, sola y pobre es casi lo peor que se puede ser en el mundo.

Ahora que han desaparecido, salgo a fumar el cigarrillo y me digo que yo también soy una mujer sola, con pocos recursos. Solo me falta ser vieja. Trabajo de 8 a 8 todos los días, de lunes a sábado, por 750 euros al mes. Ahorro, porque en el suelo está el desayuno y la comida. Por mi cuenta, añadí la cena, diciendo que tomaba de lo que sobraba, pero Manolo, aunque no se opuso, me la hace pagar con más trabajo. Todos los días, cuando le digo que he terminado y voy a cenar algo, me dice que primero acabe esto o aquello, media hora más. Eso sí, me lo pide “por favor”, la única vez en todo el día que me lo pide así en lugar de gruñir las órdenes. De la hipoteca del pisito pago 350 al mes, más luz, teléfono. No queda mucho para ahorrar.
Y eso que procuro forzar las propinas. Tengo unos ojos bonitos y buenas tetas. Manolo me dice siempre que me abra otro botón de la camisa, que eso “anima” a los clientes, pero solo lo hago cuando por la tarde hay hombres bebiendo. Siempre dejan las moneditas sobrantes; a veces un euro. Es lo que uso para comprar ropa; barata, eso sí, pero es lo único que me hace ilusión. Ropa nueva y artículos de embellecimiento.
Además de unas buenas tetas, tengo unas piernas algo gordas, que los hombres también miran con deseo. A mí me gustaría que fueran delgadas, como las de las chicas de la tele, pero es lo que hay en las chicas campesinas de los países eslavos. Allí, te querían follar y casarse contigo, para volver a medianoche, borrachos, y que te levantaras de la cama a cocinar algo. Aquí te quieren follar, después de haberte invitado a cenar en un restaurante que no es mucho mejor que el Bar Manolo. Pero es mejor que ver la televisión un sábado por la noche, sola.
 Estar de pie en la barra, o trajinando en la cocina, me estropea la circulación de las piernas, me duelen mucho. Antes tomaba un ibuprofeno a media tarde, pero ahora tomo otro por la mañana. Si sigo con este trabajo, y no sé que otra cosa pueda hacer, terminaré tomándolos de dos en dos. Qué miedo me da perder el trabajo, que Manolo, aunque más joven que yo, cierre. Por lo que me cuentan otras amigas, que también son camareras, ahora te pagan menos y una parte en sobre, así que la pensión será de miseria.
Me acabará pasando como a Marisa. Es el miedo a la vejez de una mujer sola. Pero no tendré perrilla, porque me dan asco. Aunque quién sabe, la soledad es tan mala si va unida a la pobreza.

Recordaré con nostalgia la plaza soleada vista por el cristal.



8 comentarios:

  1. Joder NáN, lo único que se salva de las tinieblas -realistas por otro lado- del relato, es la plaza soleada, el resto dan ganas de salir corriendo de este sistema y del PP y su gobierno que lo hace para favorecer a los ricos y joder a los demás, yo creo que esto último por puro placer, como la ley del aborto y demás, porque está clara la amnistía de capitales corruptos, pero eso de que se suelte a narcos porque el gran Gallardón -que rima con mojón- ha cambiado la ley para plegarse a China, proteger franquistas y demás intereses podridos, no lo entiendo muy bien, o resulta que si pero quiero evitar las arcadas. no se, ya me cansé de pensar...:(
    En cualquier caso, decirte que cada día escribes mejor y que a mi me gusta :)
    Salud y abrazo

    ResponderEliminar
  2. Tienes razón, GENÍN. Uno se pone a pensar en las cosas que suceden y tiene que dejar de hacerlo por las arcadas y porque el derecho a disfrutar de la vida no nos los pueden quitar del todo.

    Fíjate que empecé el relato metido en la cabeza de una camarera de origen eslavo, de unos 40 años, mirando la plaza soleada tras el cristal y decidiendo que va a salir a fumarse un cigarrillo. Iban a psar otras cosas, pero de pronto, sin yo quererlo, veo a la vieja Marisa con la perrilla y todo cambia. Se convierte en soledad y dolor. Y por lo que respecta a la protagonista, en la "humanización" en un personaje de algo terrible, la pobreza laboral. Trabajar y ser pobre es uno de los regalos de este sistema.

    Salud, amigo

    ResponderEliminar
  3. La nacionalidad de la protagonista creo que evita cierto aire en exceso melancólico, nostálgico o pesimista sobre la vida en general. Su infancia y juventud probablemente no se desarrollaron en esa plaza. Parece que se conforme, mejor que otras camareras, sobre su situación, pero el resumen general es pesimista. Todo acabará mal, sola, pobre.Se ve reflejada en Marisa. El protagonista de "La gran belleza" no es pobre, pero muy acompañado tampoco está. En tu relato no hay belleza que salve la situación, ni la belleza de los objetos ni la de su vida anterior, al menos no se deduce del texto, creo. Es realista a matar. Me ha gustado mucho, Nán. Es difícil ser sencillo, simple, y profundo a la vez.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  4. Gracias, JOSÉ LUIS. Me gusta que aprecies la sencillez, porque cuesta llegar a ella. Cierto que no es pobre el protagonista de LGB, pero siente que ha echado su vida a perder. Es una cuestión muy diferente, porque ha podido elegir. Nuestra camarera, no. Estamos rodeados de personajes así. Ha sido un buen ejercicio meterme en su piel.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  5. Es la segunda vez que vengo porque duele leerlo, como duele ver la pobreza en las calles aumentando día a día. Y me cabreo y mucho. Como dice José Luis " realista a matar". Abrazos.

    ResponderEliminar
  6. Realismo a matar, sí, porque como dices pasear por las calles te enfrenta a un realismo que te mata. Con todo, creo que hay una cierta ternura en la camarera, Como decía José Luis, se conforma con su vida. No está en la pobreza extrema, aunque se solidarice con la vieja. Arriba del blog tengo tres frases, la última es: “Si a alguien le indigna más ver un contenedor ardiendo que una persona comiendo de él, tiene que revisar sus valores”.

    Un abrazo, ISABEL

    ResponderEliminar
  7. La camarera, como tanas personas hoy día, es una trabajadora pobre. Porque ya ni trabajando nos salvamos de la pobreza. Pobre y con mucho que perder, porque si para conseguir algo más de sueldo las tetas son necesarias, apaga y vámonos. Pero la vieja y su perra, esas si son legión. Yo las veo cada día, curro con ellas, con las mujeres solas que cobran medias pensiones, con ls mujeres solas que no pueden ni pagar sus medicinas y optan por no tomarlas, que después de una vida dura de trabajo deben pedir para comer o coger comida de los contenedores. Al realismo a veces le llaman demagogia. a los capitalistas que nos llevan a estas situaciones yo les llamo ladrones. Gracias Nan por traerlas a tu ventana.

    ResponderEliminar
  8. No hay porqué darlas, Marisa. Empiezo a escribir un relato con una idea y a las tres líneas me vienen imágenes que lo llevan por otro lado.

    Ya que nos lanzamos: están saliendo (ellos) de la crisis. Han conseguido lo que querían, una flexibilidad que permita pagar miserias. El sistema económico político estadounidense, un país rico con un 30% de pobreza profunda, pensaba yo que no era exportable a Europa. Pues ya lo es, solo ha bastado una crisis-estafa para asustarnos a todos.

    Un abrazo

    ResponderEliminar