¡Salva las semillas limpias, la diversidad y la cultura en Colombia!
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Las semillas nativas en Colombia han entrado en proceso de privatización en el marco del TLC con estados unidos y se ha penalizado su uso tradicional, poniendo en fragilidad la soberanía alimentaria, la cultura y la megadiversidad, obligando a campesinos, indigenas, afros y mestizos a usar semillas certificadas por distintas transnacionales. Es imprescindible hacer el mayor esfuerzo por detener esta determinación gubernamental absurda para poder mantener viva la tradición de los pueblos y la soberanía sobre nuestra tierra y las semillas que por siglos nos han permitido subsistir. Salvar así mismo la genética que las semillas nativas encierran, lo que les ha permitido soportar las distintas condiciones adversas y significar la supervivencia de pueblos olvidados por el estado, quienes ahora serán tratados por el como infractores de la ley.
El Congreso de la República expidió la ley 1518 de abril 23 de 2012, "Por medio del cual se aprueba el Convenio Internacional para la protección de las Obtenciones Vegetales, UPOV 1991". Esta es una de las tres leyes sobre el tema de propiedad intelectual que afanosamente aprobó el Congreso para que el Presidente Obama le diera la bendición a la entrada en vigencia del TLC, ya que una de sus cláusulas es la obligación de suscribir UPOV 91[1]; el Estado colombiano juiciosamente ha cumplido la tarea como lo han hecho México, Chile, Perú y los países centroamericanos, en sus respectivos TLC.
Esta norma protege las semillas manipuladas; prohíbe la siembra, el uso y la multiplicación de las semillas criollas y legitima únicamente la utilización de semillas extranjeras; además promueve la explotación y apropiación de los recursos naturales en pocas manos y atenta contra el patrimonio genético del país, contra la soberanía alimentaria -en especial de las comunidades indígenas, afro descendientes y campesinas-, y los usos y costumbres ancestrales, originando en las comunidades la pérdida de sus culturas y territorios y desconociendo que las semillas criollas son fruto del trabajo de varias generaciones que desde épocas ancestrales las han mejorado garantizando la soberanía, la autonomía y la seguridad alimentaria no sólo de ellos, sino de buena parte de la población, y, que en tal sentido, al ser patrimonio colectivo del pueblo no pueden ser objeto de apropiación por parte de particulares. En los últimos años el gobierno colombiano ha aprobado varias leyes y normas sobre semillas que son el marco jurídico para entregarle a transnacionales el control de las semillas.
La Ley 1518 de 2012 por medio de la cual se aprueba el "Convenio Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales" desconoce disposiciones de rango superior y desarrollos normativos y jurisprudenciales internacionales que consagran las obligaciones del Estado de garantizar y respetar los derechos de quienes están bajo su jurisdicción y específicamente la obligación de velar por la soberanía y seguridad alimentaria de la población. El Convenio Internacional ratificado por medio de la Ley 1518, sin garantizar el derecho fundamental a la consulta previa de las minorías étnicas, busca la concesión y consecuente protección de derechos de obtentor de géneros y especies vegetales estableciendo, por un lado, determinadas condiciones que no pueden cumplir las variedades nativas y criollas porque el mejoramiento genético que han realizado los agricultores se basa en un enfoque y principios totalmente diferentes al que realizan los fitomejoradores modernos, y por otro, los alcances de su reconocimiento protegiendo intereses económicos de algunos e imponiendo el uso de semillas protegidas legalmente por requerimiento de las empresas transnacionales.
Monsanto y los transgenicos:
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Enviado por Avaaz en nombre de Carlos
Hay que joderse, a quien piense que esto le pasa a otros, que espabile, nosotros somos los otros. Me lo leeré con calma después del trabajo.
ResponderEliminarAparte de este tema, me han hablado de la importancia de recuperar las lindes tradicionales. Es un tema que no se explica bien porque parece que no hacen nada, pero esas áreas de vegetación son el último refugio para la fauna local. Lo digo porque me ha gustado mucho la idea. Bss
Bueno, ya he leído el post, no los enlaces. Te confieso que me he quedado perpleja...a ver, yo conozco la colonización de semillas comerciales, y las prácticas para imponerlas. Pero que un gobierno sea capaz de prohibir a sus agricultores usar su propia semilla es lo que no veo en Europa. ¿Bajo qué excusa legal?. ¿Y cómo lo implementan?, o sea, tienen que tener un sistema para hacer que estos agricultores no puedan disponer de comercio ni autoproducción de semillas...
ResponderEliminarBueno, supongo que habrá demandas de ongs porque la cosa es gorda, de república bananera.
IRE: Ahora ha sido Colombia, pero la UPOV-91 va integrada en el paquete de los TLC (tratados de libre comercio) firmados con EE.UU. Si te extrañas que poderosísimos Lobbies no sean capaces de "organizar" estas políticas, te diré que en los 8 años de Bush hijo 4 altísimos ejecutivos de Monsanto pasaron a ocupar los puestos vitales de tomas de decisiones al respecto. Dos de ellos fueron nombrados altos magistrados y se quedaron en el sistema, los otros dos, en lo que que se conoce como la práctica de "las puertas giratorias" (pasas de una empresa privada a formar parte de la estructura política gubernamental en las áreas que afectan a tu Compañía privada de origen y, hecho el "trabajo", regresas a la Compañía).
ResponderEliminarYa han firmado la UPOV-91, en los últimos 10 años, además de Colombia que lo va a hacer si no lo impedimos, México, Chile y los países centroamericanos.
Quizá tengas razón y la política global de hoy sea la de una república bananera global.
Besos
(de la oenetración por otros medios en otros lugares, como India, donde Monsanto "patentó", entre otras cosas, el arroz Basmati, podríamos hablar, pero nos extenderíamos mucho).
Un link es para la firma, el otro abre un excelente documental de 1:46:00 de duración, que te recomiendo.
Firmado, firmadísimo.
EliminarLas prisas son malas, y ayer las tenía. No me extraña la política de las empresas, Nán, sino que me pregunto sobre la logística para imponérsela a los campesinos que se autoabastecen -producción-venta entre ellos. Pero ya veo que para eso tienen los decomisos y al ejército. Yo conozco a agrónomos que hacen de representantes de fitosanitarios, y que están asqueado de lo que les obligan a decir a los productores, eso en la vieja Europa, así que sobre la voracidad de las empresas no tengo dudas, mis dudas iban por otro lado ;).
Como agrónoma, te diré que la expresión mejora genética me mosquea desde que tuve dicha asignatura en la carrera. La palabra "mejora" abre el camino para muchas suposiciones sin fundamento en la que se justifican este tipo de atropellos. Como amas el lenguaje supongo que pillarás lo demoledora que es esa palabra, que sólo quiere decir selección.
Esto es una reflexión particular, porque me encanta la epigenética, pero sobre todo, porque hay muchas cosas que no veo que explique la genética:
Por último, la genética no es la clave del organismo, es un componente importante, pero lo que importa es el organismo. Por un lado, sólo se fijan en la genética para hacer esas selecciones, cuando el organismo se rige por más normas de causación en las que ni se fijan, y esto es un error tremendo de la biología actual, que aquello que no es genética lo desdeña. Por otro, con estas políticas perdemos organismos muy especiales -semillas, ganado, etc- que están adaptados a condiciones muy especiales. La uniformidad genética de los organismos "mejorados" es un desastre, e imponerla a escala mundial, para matarlos.
Si, hace tiempo que se les ha visto el plumero a la multinacionales americanas en tratar de obtener monopolio de semillas a nivel mundial, el líder de esa guerra es Monsanto quienes no son hermanitas de la caridad precisamente, hay que andar con ojo y no dormirse porque estos no andan con gaitas, siempre sale a relucir el nombre de Monsanto relacionado con prácticas nada constructivas.
ResponderEliminarSalud
¿Otra vez Monsanto?
ResponderEliminarSirwood
¿Otra vez Monsanto?
ResponderEliminarSirwood
¿Otra vez Monsanto?
ResponderEliminarSirwood
¡Coño! ¡Con eco y todo!
ResponderEliminarSirwood
IRE, esas investigaciones serían fantásticas si mayoritariamente fueran de ciencia pública y, desde ahí, las empresas privadas pudieran investigar para sacar productos. De ahí a “patentar” una lechuga va un paso que no nos podemos permitir. Entiendo a tus amigos. Pero en esos otros países, firmar un TLC con EE.UU. es casi una necesidad, y el sudodicho tratado esconde estas píldoras amargas que, total, solo van a joder a los campesinos con escasas tierras y a los nativos. Que por qué ese gran país mete la UPOV91 en el TLC es la madre del cordero y ya sabemos la respuesta. Lo que me pregunto es que si no cabe la posibilidad de que una nueva plaga, desconocida hasta hoy, ataque esos cultivos “mejorados”: como nos hemos cargado la biodiversidad, la hambruna mundial sería espantosa. Necesitaríamos años para sacar semillas suficientes de los tomatitos de un huerto perdido, o del centro donde se guardan todas las semillas (que por cierto leí que por los recortes este centro ha sido medio abandonado) para volver a tener tomates (o trigo, cebada...). Pero claro, es mejor pensar en los enormes beneficios de varias empresas que han comprado a los políticos que a lo que pueda pasar en el futuro.
ResponderEliminarBesos
GENÍN, no solo está esa empresa, pero desde luego es la que más “hermanada” está con los políticos y, por tanto, es la más peligrosa.
Un abrazo
Sí, SIRWOOD, otra vez, y no será la última.
Un abrazo
A TODOS: el documental del link, aunque sea largo, merece la pena reservarse una tarde fin de semana para verlo.